"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

domingo, 4 de noviembre de 2012

EL MENSAJE DE LA DIVINA MISERICORDIA



A Santa Faustina, que infinitamente confiaba en Dios, monja polaca de la Congregación
de la Madre de Dios de Misericordia, el Señor Jesús le confió una gran misión: difundir el Mensaje de la Misericordia al mundo entero. Su vocación era de comunicar las nuevas oraciones y formas
de rendir culto a la Misericordia Divina que han de recordar al hombre la olvidada verdad
de fe sobre el amor misericordioso de Dios a cada ser humano. En el mensaje transmitido,
Dios misericordioso se revela en Jesucristo Salvador como el Padre de amor y misericordia, especialmente para los infelices, perdidos y pecadores.
Santa sor María Faustina Kowalska
(1905 - 1938)
“Tú eres la secretaria de Mi misericordia;
te he escogido para este cargo en ésta y en la vida future”
(Diario, 1605).
“(...) tu misión es escribir todo lo que te hago conocer
sobre Mi misericordia para el provecho de las almas
que leyendo estos escritos, encontrarán en su alma consuelo
y adquirirán valor para acercarse a Mí” (Diario, 1693)
“Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar
a la humanidad doliente, sino deseo sanarla, abrazarla con Mi Corazón misericordioso (...) Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia” (Diario, 1588).
El Salvador desea que el mundo entero conozca nuevas formas del culto a la Divina Misericordia
y las promesas relacionadas con lamisericordia, que serán cumplidas si confiamos en la bondad
de Dios y mostramos misericordia para el prójimo.
“He abierto Mi Corazón como una Fuente viva de Misericordia, que todas las almas
tomen vida de ella. Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia.
Los pecadores serán justificados y los justos serán fortalecidos en el bien”
(Diario, 1520).
“...Tanto el pecador como el justo necesitan Mi misericordia.
La conversión y la perseverancia son las gracias de Mi misericordia” (Diario, 1577).
“Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá” (Diario, 1578).
(véase La confianza - pe. Sopocko).



LAS NUEVAS FORMAS
DE RENDIR CULTO A LA DIVINA MISERICORDIA
EL CUADRO DE LA IMAGEN JESÚS MISERICORDIOSO
El 22 de febrero de 1931 el Señor Jesús se reveló a sor Faustina en su celda del convento
de Plock (Polonia). Le encomendó pintar un cuadro, enseñando su modelo en la visión.
“Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío.
Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria. (...) Quiero que este cuadro que pintarás con el pincel, sea bendecido con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia” (Diario, 47-49).
 “Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente
de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la frase: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).
“Por medio de esta imagen voy a conceder muchas gracias,
por eso, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).



LA FIESTA DE LA MISERICORDIA
“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas, especialmente, para los pobres pecadores (...) Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia.  El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En este día están abiertas todas las compuertas Divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mi, aunque sus pecados sean como escarlata” (Diario, 699).
“Aunque el alma fuera como un cadáver descomponiéndose y aunque ya no hubiera esperanza de resurrección en terminos humanos, y todo estuviese ya perdido - no es así para Dios. El milagro de la Divina Misericordia resucita esta alma en toda su plenitud” (Diario, 1448).



EL ROSARIO A LA DIVINA MISERICORDIA
El Rosario a la Divina Misericordia le dictó el Señor Jesús a sor Faustina en Vilna (Lituania)
el 13-14 de septiembre de 1935 como una oración que debe ser rezada para que ceda
la indignación de Dios y para obtener el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
"Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta rosario"
(Diario, 848).
“A través de él obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad”
(Diario, 1731).

“Reza incesantemente este rosario que te he enseñado. Quienquiera que lo rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se lo recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza este rosario una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita
(Diario, 687).

“A quienes recen este rosario, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, Ilenaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, que no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima (...)  Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad. Escribe:cuando recen este rosario junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso” (Diario, 1541).
“Defenderé como Mi gloria a cada alma que  rece este rosario a la hora de la muerte,
(...) Cuando delante de un agonizante otros rezan junto este rosario, se aplaca la ira Divina y la inmensa misericordia envuelve al alma” (Diario, 811).
Para rezarla con las cuentas del rosario. “Al comienzo:Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
Creo en Dios, 
Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

En las cuentas grandes (1 x): Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las cuentas pequeñas (10 x): Por Su dolorosa pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar (3 x):
 Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero” (Diario, 476).



LA HORA DE LA MISERICORDIA
En octubre de 1937 en Cracovia (Polonia) el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte. Aunque sea por un momento rezando alegar los valores y méritos de Su Pasión.
“Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero (...) 
En esta hora puedes obtener todo lo que pidas para ti y para los demás. En esta hora se concerdió la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia.
 (...) en esa hora procura rezar el Vía Crucis, y si tus obligaciones te lo permitirán; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un rato en la capilla y honra mi corazón, que está lleno de misericordia en el Santísimo Sacramento; y, si no puedes pasar por la capilla, sumérgete en oración, allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante.Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura” (Diario, 1572).
“En la cruz, la Fuente de Mi misericordia fue abierta de par en par por la lanza,
para todas las almas; no he excluido a nadie” (Diario, 1182).



LA PROPAGACIÓN DE LA DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA
“...haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré
lo que te falte. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz. (...) Di, que soy el Amor y la Misericordia Mismos. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tanta abundancia de gracias que ella no puede contenerlas, sino que las extiende sobre otras almas. A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo por toda su vida, como una madre cariñosa a su bebe...” (Diario, 1075).
“A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y conmoveré los corazones a los que hablen”
(Diario, 1521).
“Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en  todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera - los actos, la segunda - la palabra, la tercera - la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia” (Diario, 742).



LA NUEVA CONGREGACIÓN
Sor Faustina trató de conocer el plan Divino de crear una nueva Congregación. En esta intención ofreció a Dios muchas oraciones y muchos sufrimientos. En junio de 1935 en Vilna (Lituania) anotó:
“Dios exige que haya una Congregación, que proclame la Divina Misericordia
y la implorase para el mundo” (Diario, 436).
”Deseo que haya tal Congregación...” (Diario, 437).
”Vi el convento de esta nueva Congregación. Una casa amplia y espaciosa, visité cada cuarto uno tras otro; vi que la Divina Providencia había provisto cada lugar de todo lo
que era necesario (...). Durante la Santa Misa me vino la luz y una profunda comprensión de toda esta obra y en mi alma no quedó ni una sombra de duda. El Señor me ha hecho conocer su voluntad en tres matices, pero este es uno.

El primero: donde las almas apartadas del mundo arderán en sacrificio ante el trono
de Dios y pedirán misericordia para el mundo entero. Implorarán bendiciones para los sacerdotes y a través de su oración prepararán el mundo para la venida final de Jesús.
El segundo: la oración junto con los actos de misericordia. De modo especial protegerán del mal a las almas de los niños. La oración y el acto de misericordia encierran en sí todo lo que aquellas almas deben hacer. (...) en este mundo lleno de egoísmo se empeñarán en despertar el amor y la misericordia de Jesús.
El tercer: la oración y la misericordiosa actitud caritativa no exigida por ningún voto, pero por su realización participarán en todos los méritos y en todos los privilegios. A este matiz pueden pertenecer todas las personas que viven en el mundo.
Cada día el miembro de este grupo debe cumplir por lo menos una obra de misericordia, pero pueden ser más, porque cada uno puede cumplirlo fácilmente, incluso el más pobre, ya que existen tres formas de misericordia; primera: la palabra misericordiosa, perdonando y consolando; segundo: cuando no es posible con la palabra, entonces rezando y esto también es una obra de misericordia; tercero: los actos de misericordia.
 Y cuando llegue el último día, seremos juzgados de esto y según esto recibiremos la sentencia eterna” (Diario, 1154-1158).

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