"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

jueves, 25 de diciembre de 2014

Qué significan los rayos de la imagen de Jesús Misericordioso




Los elementos más característicos de esta imagen de Cristo son los rayos. Para saber qué significan, antes hay que recordar el siguiente pasaje de la Escritura, que describe lo que sucedió inmediatamente después de morir Jesús en la cruz: “Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua” (Jn 19, 34). Esta Sangre y esta Agua, brotadas del Corazón traspasado de Jesús, están representados en los rayos rojo y blanco, respectivamente. El mismo Jesús lo dice, cuando Sor Faustina le preguntó lo que significaban, explicó: “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (….). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos” (Diario, 299).
Con esto, Jesús nos dice que en sus rayos que brotan de su Corazón traspasado, están simbolizados los sacramentos, sobre todo los del Bautismo y la Penitencia, que están simbolizados en el agua, porque así como el agua lava, purifica, así también estos sacramentos, representados por el agua que brotó de su Corazón traspasado, lava y purifica el alma, porque le quita los pecados, dejándola pura e inmaculada, porque además de quitarle los pecados, le concede la gracia santificante. Es esto lo que Jesús quiere decir cuando dice: “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica las almas”. Por otra parte, el rayo rojo simboliza la Sangre del Corazón de Jesús, que se encuentra en la Eucaristía, llamada “Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad” de Nuestro Señor Jesucristo: la Sangre, junto al Cuerpo, el Alma y la Divinidad de Jesús, contenidos en la Eucaristía, alimentan al alma, y lo hacen con la substancia divina y el Amor Divino del Ser trinitario de Jesucristo, contenido en la Eucaristía.
En síntesis, los rayos blanco y rojo significan ante todo tres sacramentos: Bautismo, Penitencia y Eucaristía. Mientras los sacramentos del bautismo y de la penitencia purifican al alma, porque le quitan los pecados, la Eucaristía alimenta al alma con la substancia divina y con el Amor Divinos, contenidos en ella. Entonces, ambos rayos significan los sacramentos –principalmente, Bautismo, Penitencia y Eucaristía- indispensables para la vida del alma: la Penitencia (y el Bautismo), que quitan lo que impide la comunión de vida y de amor con Dios Trino y, si el alma ha cometido un pecado mortal, al concederle la gracia, restablece esta comunión de vida y amor con Dios, restableciéndose el alma, de muerta que estaba, en viva y viva con la vida divina, de la cual participa por la gracia; los rayos significan la Eucaristía, que alimenta al alma que ha vuelto a vivir por la vida de la gracia, con la substancia divina.
Pero además, en los rayos están representados el Espíritu Santo y todas las gracias que Él concede –por intercesión de María, Medianera de todas las gracias-, porque el símbolo bíblico del Espíritu Santo es el agua, y el Espíritu Santo, que es la Tercera Persona de la Trinidad, la Persona-Amor del Padre y del Hijo, es espirado por el Padre  y el Hijo, y fluye con la Sangre y el Agua que brotan del Corazón traspasado de Jesús. Esa es la razón por la cual, si alguien se acerca a Jesús crucificado, y se arrodilla ante Él, y deja que su Sangre caiga sobre él, queda purificado y santificado por esta Sangre del Cordero.
El otro elemento que está representado en los rayos, específicamente en el rayo rojo, es la Alianza Nueva y Eterna, que Dios sella con la Sangre de su Hijo. El derramamiento de Sangre por parte de Jesús es la prueba de que Dios establece con el hombre una Alianza de Amor y de perdón: mientras los hombres matan en la cruz a su Hijo eterno, Dios Padre responde no con la venganza, sino con la Misericordia, porque Dios convierte al deicidio del hombre en perdón y misericordia, porque en vez de castigar al hombre que mata a su Hijo en la cruz, Dios Padre responde perdonando esa gravísima injuria hecha por los hombres, pero además, sellando la Alianza Nueva y Eterna con los hombres, mediante esa misma Sangre derramada. En otras palabras, mientras la Sangre derramada de Jesús, de parte de los hombres, está causada por odio deicida –instigado por el Ángel caído-, de parte de Dios Trino, esa Sangre se convierte en signo del perdón y del Amor divinos, porque en vez de castigar a la humanidad por la muerte de su Hijo, se apiada de la debilidad de los hombres, les perdona sus pecados, los lava con la Sangre del Cordero y les infunde, con esta Sangre, el Amor Divino, el Espíritu Santo, vehiculizado a través de la Sangre del Corazón traspasado, sellando con esa Sangre la Nueva Alianza, definitiva y eterna, la Alianza caracterizada por la misericordia y el perdón.
A la imagen de Jesús Misericordioso, de cuyo pecho brotan dos rayos -uno blanco, que significa el Agua y otro rojo, que simboliza la Sangre de su Corazón traspasado-, se la llama también “imagen de la Divina Misericordia”, porque es por Misericordia y solo por Misericordia, que Jesús nos perdona los pecados con el Sacramento de la Penitencia, nos alimenta con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, con el Sacramento de la Eucaristía, y es por Misericordia que nos envía el Espíritu Santo junto con su Sangre derramada, y que sella con nosotros una Alianza de Amor, que tiene como ley la Caridad, el amor sobrenatural a Jesús y al prójimo.
Sacramento de la Penitencia, Eucaristía, Don del Espíritu Santo y sello de la Alianza de Amor, Nueva y Eterna, con Dios Trino, es lo que está simbolizado en los rayos de la imagen de Jesús Misericordioso, y es lo que está contenido en su Sagrado Corazón traspasado.


sábado, 20 de diciembre de 2014

Recibí luz en la mayor abundancia durante la adoración delante del Santísimo Sacramento


"Recuerdo que recibí luz en la mayor abundancia durante la adoración de media hora que hacia todos los días durante la Cuaresma, postrándome en cruz delante del Santísimo Sacramento. En aquel tiempo me conocí más profundamente a mí y a Dios. 

Para hacer aquella oración encontré muchos obstáculos, a pesar de tener el permiso de las Superioras. El alma debe saber que para orar y perseverar en la oración, tiene que armarse de paciencia y con esfuerzo superar las dificultades exteriores e interiores. 

Las dificultades interiores: el desaliento, la aridez, la pereza, las tentaciones; las exteriores: el respeto humano y la necesidad de respetar los momentos destinados a la oración. Yo misma experimenté que si no rezaba la oración en el momento establecido, después tampoco la rezaba, porque no me lo permitían los deberes y si la recé, fue con gran dificultad, porque el pensamiento huía hacia los deberes. 

Me sucedió también esta dificultad que si el alma había rezado bien la oración y había salido de ella con un profundo recogimiento interior, otras personas perturbaban ese recogimiento. 

Así, pues, es necesaria la paciencia, para perseverar en la oración. Me sucedió más de una vez que cuando mi alma estaba sumergida en Dios más profundamente y sacaba mayor provecho de la oración, y la presencia de Dios la acompañaba durante el día, y en el trabajo había más concentración y más perfección, y más empeño en el deber, no obstante me sucedía que justamente entonces recibía el mayor número de reproches de ser negligente, indiferente a todo, porque las almas menos recogidas quieren que las demás se les parezcan, ya que constituyen para ellas un remordimiento continuo."

D. 147

La prueba de las pruebas, El abandono absoluto – la desesperación. 2/3


"Ahora ya empiezo a sentir la falta de las fuerzas físicas y ya no llego a cumplir las tareas.

Ya no puedo ocultar los sufrimientos: aunque no digo ni una palabra de lo que sufro, no obstante el dolor que se refleja en mi rostro, me delata y la Superiora ha dicho que las hermanas vienen a ella y le dicen que cuando me ven en la capilla, sienten compasión por mi, tan espantoso es el aspecto que tengo. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el alma no es capaz de ocultar este sufrimiento".

"Jesus, solo Tu sabes como el alma gime en estos tormentos, sumergida en la oscuridad, y con todo eso tiene hambre y sed de Dios, como los labios quemados [tienen sed] del agua. Muere y aridece; muere de una muerte sin morir, es decir no puede morir.
Sus esfuerzos son nada; esta bajo una mano poderosa.  Ahora su alma pasa bajo el poder del Justo. Cesan todas las tentaciones externas, calla todo lo que la rodea, como un moribundo, pierde la percepción de lo que tiene alrededor, toda su alma esta recogida bajo el poder del justo y tres veces santo Dios. Rechazada por la eternidad.

Este es el momento supremo y solamente Dios puede someter un alma a tal prueba, porque sólo Él sabe que el alma es capaz de soportarla. Cuando el alma ha sido compenetrada totalmente por este fuego infernal, cae en la desesperación. Mi alma experimentó este momento cuando estaba sola en la celda.

Cuando el alma comenzo a hundirse en la desesperación, senti que esstaba llegando mi agonía, entonces cogí un pequeño crucifijo y lo estreché fuertemente en la mano; sentí que mi cuerpo iba a separarse del alma y aunque deseaba ir a las Superioras, no tenia ya las fuerzas fisicas, pronuncie las ultimas palabras, confío en Tu misericordia, y me parecio que había impulsado a Dios a una ira aun mayor, y me hundí en la desesperación, y solamente de vez en cuando de mi alma irrumpía un gemido doloroso, un gemido sin consuelo. El alma en la agonía. Y me parecía que ya me quedaría en ese estado, porque no habría salido de él con mis propias fuerzas.

Cada recuerdo de Dios es un mar indescriptible de tormentos, y sin embargo hay algo en el alma que anhela fervientemente a Dios, pero a ella le parece que es solamente para que sufra mas. El recuerdo del amor con el que Dios la rodeaba antes, es para ella un tormento nuevo. Su mirada la traspasa por completo y todo ha sido quemado por ella en su alma. (D. 100-101)

Pruebas espirituales: La aprueba de las pruebas, El abandono absoluto – la desesperación. 1/3

"Cuando el alma sale victoriosa de las pruebas anteriores, aunque quizás tropezando, pero sigue luchando y con profunda humildad clama al Señor: Sálvame porque perezco. Y esta todavía en condiciones de luchar.

Ahora una terrible oscuridad envuelve al alma. El alma ve dentro de si solamente pecados. Lo que siente es terrible. Se ve completamente abandonada de Dios, siente como si fuera objeto de su odio y se encuentra al borde de la desesperación.Se defiende como puede, intenta despertar la confianza, pero la oración es para ella un tormento todavía mayor, le parece que empuja a Dios a una mayor ira. Esta colocada en un altísimo pico que se encuentra sobre un precipicio.

El alma anhela fervientemente a Dios, pero se siente rechazada. Todos los tormentos y suplicios del mundo son nada en comparación con la sensación en la que se encuentra sumergida, es decir, el rechazo por parte de Dios. Nadie la puede aliviar. Ve que se encuentra sola, no tiene a nadie en su defensa. Levanta los ojos al cielo, pero sabe que no es para ella, todo esta perdido para ella. De una oscuridad cae en una oscuridad aun mayor, le parece que ha perdido a Dios para siempre, a ese Dios que tanto amaba. Este pensamiento le produce un tormento indescriptible. Sin embargo no se conforma con eso, intenta mirar al cielo, pero en vano; eso le causa un tormento todavía mayor.

"Nadie puede iluminar tal alma si Dios quiere mantenerla en las tinieblas. Este rechazo por parte de Dios ella lo siente muy vivamente, de modo terrorífico. De su corazón brotan gemidos dolorosos, tan dolorosos que ningún sacerdote los puede comprender si no lo ha pasado el mismo. En esto el alma padece todavía sufrimientos por parte del espíritu maligno.

Satanás se burla de ella: Ves, ¿seguirás siendo fiel? He aquí la recompensa, estas en nuestro poder. Pero Satanás tiene tanto poder sobre aquella alma cuanto Dios permite: Dios sabe cuánto podemos resistir. ¿Y qué has ganado por haberte mortificado? ¿Y qué has conseguido siendo fiel a la regla? ¿A qué todos estos esfuerzos? Estás rechazada por Dios. La palabra “rechazada” se convierte en fuego que penetra cada nervio hasta la medula de los huesos. Traspasa todo su ser por completo.

Viene el momento supremo de la prueba. El alma ya no busca ayuda en ninguna parte, s encierra en si misma y pierde de vista todo y es como si aceptara este tormento de rechazo. Es un momento que no sé definir. Es la agonía del alma. Cuando ese momento empezó a acercarse a mí por primera vez, fui liberada de él en virtud de la santa obediencia.

La Maestra de novicias al verme se asustó y me mandó a confesarme; pero el confesor no me entendió, no experimenté siquiera una sombra de alivia. Oh Jesús, danos sacerdotes con experiencia. Cuando dije que experimentaba en mi alma tormentos del infierno, me contestó que él estaba tranquilo por mi alma, porque veía en mi alma una gran gracia de Dios. Sin embargo yo no comprendí nada de eso y ni un pequeño rayo de luz penetro en [mi] alma." (Diario 98-99)

Recibe las gracias que Dios te da


"El Señor me dijo:  

Deseo darme a las almas y llenarlas de Mi amor, pero son pocas las almas que quieran aceptar todas las gracias que Mi amor les ha destinado. 

Mi gracia no se pierde; si el alma para la cual está destinada no la acepta, la recibe otra alma." (D. 1017)

Pedir la gracia de conocernos a nosotros mismos según Dios


"Cuando me enviaron para un tratamiento a la casa de Plock, tuve la suerte de adornar con flores la capilla. Eso fue en Biala.

La Hermana Tecla no siempre tenía tiempo, pues a menudo yo sola adornaba la capilla. Un día recogí las más bellas rosas para adornar la habitación de cierta persona. Al acercarme al pórtico, vi. al Señor Jesús que estaba de pie en ese pórtico y me preguntó amablemente:

Hija Mía, ¿a quien llevas estas flores?

Mi silencio fue la respuesta al Señor, porque en aquel momento me di cuenta de que tenía un sutil apego a esa persona de lo que antes no me daba cuenta. Jesús desapareció en seguida.

En el mismo instante tiré las flores al suelo y fui delante del Santísimo sacramento con el corazón lleno de agradecimiento por la gracia de haberme conocido a mi misma. Oh Sol Divino, en Tus rayos el alma ve aun los mas pequeños granitos de polvo que no Te agradan." (D. 71)

Aprovechar el momento presente


"Oh, Dios mío Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo, Pero ¿por qué sumergirse en el futuro?  Para mi solamente el momento actual es de gran valor, Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.

El tiempo que ha pasado no está en mi poder.
Cambiar, corregir o agregar, No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.

Oh momento actual, tú me perteneces por completo, deseo aprovecharte cuanto pueda, Y aunque soy débil y pequeña, me concedes la gracia de tu omnipotencia.

Por eso, confiando en Tu misericordia, camino por la vida como un niño pequeño y cada día Te ofrezco mi corazón inflamado del amor por Tu mayor gloria." (D. 2)

"Cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gracia de saber elevarte por encima del desprecio humano"


"Hija mía, cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gracia de saber elevarte por encima del desprecio humano y de seguir fielmente mis pasos. 

Calla cuando no quieren reconocer tu verdad, ya que así eres más convincente.

Has de saber, hija Mía, que cuando tiendes a la perfección, llevas a muchas almas a la santidad y si no procuraras la santidad, por la misma razón muchas almas permanecerían imperfectas. 

Has de saber que su perfección dependerá de tu perfección y la mayor parte de su responsabilidad recaera sobre ti. 

Y me dijo: No temas, niña Mía, sino que sé fiel a Mi gracia……" (D. 1164 - 1166)

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Con la obediencia damos gloria a Dios y adquirimos méritos



"En algún momento Jesús me dijo: Ve a la Madre Superiora y dile que te permita llevar el cilicio  durante siete días, y durante la noche te levantarás una vez y vendrás a la capilla.

Contesté que sí, pero tuve cierta dificultad en hablar con la Superiora. Por la noche Jesús me preguntó: ¿Hasta cuando lo vas a aplazar?

Decidí decirlo a la Madre Superiora durante el primer encuentro. Al día siguiente, antes del medio día, vi. que la Madre Superiora iba al refectorio y como la cocina, el refectorio y la habitación de Sor Luisa están casi contiguas, entonces invite a la Madre Superiora a la habitación de Sor Luisa y le comunique lo que el Señor Jesús solicitaba.

La Madre Superiora me contestó: No le permito llevar ningún cilicio. En absoluto. Si el Señor Jesús le da la fuerza de un gigante, yo le permitiré estas mortificaciones. Me disculpé con la Madre por haberle ocupado el tiempo y salí de la habitación.

Entonces vi. al Señor Jesús en la puerta de la cocina y dije al Señor: Me mandas ir a pedir estas mortificaciones y la Madre Superiora no quiere permitírmelas.

Entonces Jesús me dijo: Estuve aquí durante la conversación con la Superiora y sé todo. No exijo tus mortificaciones, sino la obediencia. Con ella Me das una gran gloria y adquieres méritos para ti.

(Diario 28)

Adorado seas, oh Dios misericordioso


Por haberte dignado descender de los cielos a esta tierra.

Te adoramos en gran humildad,

Por haberte dignado elevar todo el género humano.

 Insondable en Tu misericordia, inconcebible,

Por amor a nosotros has tomado el cuerpo

De la Virgen Inmaculada, jamás rozada por el pecado,

Porque así lo has establecido desde la eternidad.

La Santísima Virgen, esta azucena blanca como la nieve,

Es la primera en adorar la omnipotencia de Tu misericordia.

Su corazón puro se abre con amor a la venida del verbo,

Cree en las palabras del mensajero divino y se fortalece en la confianza." (D. 1746)

Yo Mismo te espero en el confesionario


"Hoy el Señor me dijo: Cuando te acercas a la confesión, a esta Fuente de Mi Misericordia, siempre fluye sobre tu alma la Sangre y el Agua que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. 

Cada vez que vas a confesarte, sumérgete toda en Mi misericordia con gran confianza para que pueda derramar sobre tu alma la generosidad de Mi gracia. 

Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma. 

Aquí la miseria del alma se encuentra con Dios de la misericordia. Di a las almas que de esta Fuente de la Misericordia las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. 

Los torrentes de Mi gracia inundan las almas humildes.

Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes." (D. 1602)

Consejos de Jesús en las tentaciones


"Hoy, después de la Santa Comunión Jesús me ha dado de nuevo algunas indicaciones.

Primero: no luches sola contra la tentación, sino que descúbrela inmediatamente al confesor y entonces la tentación perderá toda su fuerza; 

segundo: en estas pruebas no pierdas la calma, vive Mi presencia, pide la ayuda de Mi Madre y la de los santos; 

tercero: ten la certeza de que Yo te miro y te sostengo; 

cuarto; no tengas miedo ni de las luchas espirituales ni de ninguna tentación, porque Yo te sostengo con tal de que tú quieras luchar; has de saber que la victoria siempre está de tu lado; 

quinto: has de saber que con una lucha intrépida Me das una gloria y ganas meritos para ti, la tentación ofrece la posibilidad de demostrarme tu fidelidad." (D. 1560)

Yo estoy contigo siempre y en todas partes



"Cuando me dio un poco de miedo de tener que estar sola durante largo tiempo fuera de la Congregación, Jesús me dijo: 

No estarás sola, porque Yo estoy contigo siempre y en todas partes; junto a Mi Corazón no tengas miedo de nada. 

Yo Mismo soy el artífice de tu salida. Has de saber que Mi ojo sigue con atención cada movimiento de tu corazón. 

Te traslado a aquel lugar aislado para conformar tu corazón según Mis designios futuros. ¿De que tienes miedo? Si estás Conmigo ¿quién se atreverá a tocarte? 

Me alegro grandemente de que Me digas tus temores, Hija Mía, háblame de todo simplemente y así como hablan los hombres, Me complacerás muchísimo con esto; Yo te entiendo, porque soy Dios – Hombre. 

Este lenguaje simple de tu corazón Me es mas agradable que los himnos compuestos en Mi honor. 

Has de saber, hija Mía, que cuanto mas sencillo es tu lenguaje, tanto mas Me atraes hacia ti. Y ahora, quédate tranquila junto a Mi Corazón, deja la pluma y prepárate para salir." (D. 797)

Obedecer en todo al director espiritual


"Hoy, durante la bendición vi a Jesús que me dijo estas palabras: 

Obedece en todo a tu director espiritual, su palabra es Mi voluntad; 

confírmate en lo profundo del alma en que Yo hablo por su boca y deseo que tu le reveles el estado de tu alma con la misma sencillez y sinceridad como lo haces delante de Mi. 

Te repito una vez mas, hija Mía, has de saber que su palabra es Mi voluntad para ti.

Hoy vi al Señor con una gran belleza y me dijo: Oh Mi querida hostia, ruega por los sacerdotes, especialmente en este tiempo de cosecha. 

Mi Corazón ha encontrado en ti su complacencia y por ti bendigo la tierra." 

(D 979 - 980 )

Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión


"Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo. 

Siento que este sagrado fuego me ha transformado totalmente. 

Oh, cuánto me alegro de ser Tu morada, oh Señor; mi corazón es un templo en que permaneces continuamente….." (D. 1392)

Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia


"Que los mas grandes pecadores [pongan] su confianza en Mi misericordia. 

Ellos mas que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. 

Hija Mia, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. 


A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. 

No puedo castigar aún al pecador mas grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. 

Escribe: Antes de venir como Juez Justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia……" (D. 1146)

Dios mismo defiende al alma que lo ama sinceramente



"Hoy, durante la clase de catecismo he sido reafirmada en lo que había conocido a través del entendimiento interior y de lo que vivo desde hace mucho tiempo, a saber: si el alma ama sinceramente a Dios y está unida a Él interiormente, entonces aunque por fuera vive en condiciones difíciles, nada tiene el poder de oprimir su interior. 

Y entre la corrupción puede ser pura e intacta, porque el gran amor de Dios le da fuerza para luchar y Dios Mismo defiende de modo especial, e incluso de manera milagrosa, al alma que lo ama sinceramente." (D. 1094)

Un excelente consejo


" Un principio moral

Cuando no se sabe qué es mejor, hay que reflexionar y examinar y pedir consejo porque no se puede actuar en la duda de la conciencia. 

En la incertidumbre, decirse a sí mismo: cualquier cosa que haga estaría bien hecha, tengo la intención de hacerla bien. Dios acepta lo que nosotros consideramos bueno, y Dios lo acepta y considera bueno. 

No preocuparme si después de algún tiempo, aquellas cosas no resulten ser buenas. Dios mira la intención con la cual empezamos y según ella dará la recompensa. Es un principio al que debemos atenernos."

D. 880

Tengan confianza en Dios, su misericordia con los agonizantes supera nuestra comprensión


"Mi unión con los agonizantes sigue siendo muy estrecha. 

Oh, qué inconcebible es la Divina Misericordia, ya que el Señor me permite ser de ayuda a los agonizantes con mi indigna oración. 

En la medida en que puedo, trato de estar cerca de cada agonizante. 

Tengan confianza en Dios, porque es bueno e inconcebible, su misericordia supera nuestra comprensión." 

(D. 880)

Haz solamente aquello para lo que recibirás permiso



"Jueves. Me sentía muy apremiada para dar comienzo a la obra lo antes posible, según el deseo del Señor.

Cuando fui a confesarme, antepuse una opinión mía a la opinión del confesor. En un primer momento no me di cuenta de ello, pero mientras rezaba la Hora Santa, vi. al Señor Jesús (29) con el aspecto que tiene en la imagen y me dijo que comunicara al confesor y a las Superioras todo lo que me decía y exigía. Y haz solamente aquello para lo que recibirás permiso. 

Y me dió a conocer Jesús, lo mucho que le desagrada el alma arbitraria; en aquella alma me reconocí a mi misma. Advertí en mí la sombra de arbitrariedad, me deshice en polvo delante de su Majestad y con el corazón despedazado, le pedí perdón. 

Pero Jesús no me permitió permanecer mucho tiempo en tal disposición, sino que su divina mirada llenó mi alma con un gozo tan grande que no encuentro palabras para expresarlo. Y me dio a conocer Jesús que debía preguntarle y consultarle más. De verdad, qué dulce es la mirada de mi Señor. Su mirada penetra mi alma hacia los lugares mas secretos, mi espíritu se entiendo con Dios sin pronunciar ni una sola palabra; siento que Él vive en mi y yo en Él."

 (D. 560)

Oh Jesús mio, Te ruego por toda la Iglesia



"He experimentado un gran dolor en mi cuerpo, pero siento que el Señor me sostiene, porque de otro modo no lo soportaría."

"Oh Jesús mio, Te ruego por toda la Iglesia: concédele amor y luz de Tu Espíritu, da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a Ti, Señor. Señor, danos sacerdotes santos; Tu Mismo conservalos en la santidad. 

Oh Divino y Sumo sacerdote, que el poder de Tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para [atrapar a] las almas de los sacerdotes. Que el poder de Tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes ya que Tú lo puedes todo."

 (D. 1051-1052)