"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

lunes, 31 de diciembre de 2012

Oh Sol Divino, en Tus rayos el alma ve aun los mas pequeños granitos de polvo que no Te agradan


"Cuando me enviaron para un tratamiento a la casa de Plock, tuve la suerte de adornar con flores la capilla. Eso fue en Biala. 

La Hermana Tecla no siempre tenía tiempo, pues a menudo yo sola adornaba la capilla. Un día recogí las más bellas rosas para adornar la habitación de cierta persona. Al acercarme al pórtico, vi. al Señor Jesús que estaba de pie en ese pórtico y me preguntó amablemente:

Hija Mía, ¿a quien llevas estas flores? 

Mi silencio fue la respuesta al Señor, porque en aquel momento me di cuenta de que tenía un sutil apego a esa persona de lo que antes no me daba cuenta. Jesús desapareció en seguida. 

En el mismo instante tiré las flores al suelo y fui delante del Santísimo sacramento con el corazón lleno de agradecimiento por la gracia de haberme conocido a mi misma. Oh Sol Divino, en Tus rayos el alma ve aun los mas pequeños granitos de polvo que no Te agradan." (D. 71)

No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo, estos asuntos están en Mis manos y los realizaré según Mi misericordia


"21 XII 1935. Una vez el confesor dijo que fuera a ver aquella casa, si era la misma que yo había visto en visión. Cuando fui con mi confesor a ver la casa, o más bien las ruinas, con un solo vistazo
reconocí que todo era igual a lo que había visto en visión.

Cuando toqué las tablas que estaban clavadas formando algo como una puerta, en el mismo instante, una fuerza como un relámpago penetró mi alma dándome la certeza inquebrantable. Me alejé rápido de aquel lugar con el alma llena de alegría; me parecía que alguna fuerza me clavaba en aquel lugar. Me alegré mucho de ver una conformidad absoluta de esas cosas con las que había visto en la visión.

Cuando el confesor hablaba del arreglo de las celdas y de otras cosas, encontré todo idéntico a lo que me había dicho Jesús. Me alegro grandemente de que Dios obre por él, pero no me sorprendo nada de que Dios le dé tanta luz, ya que en el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del alma.

Al regresar a casa, entré en seguida en nuestra capilla para descansar un momento, de repente oí en el alma estas palabras: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo, estos asuntos están en Mis manos y los realizaré según Mi misericordia, y nada puede oponerse a Mi voluntad." (D. 573)

Importancia del ayuno


Reglas que seguirían las hermanas de la nueva congregación que Nuestro Señor pidió a Santa Faustina que fundara:

"En lo que se refiere a la alimentación, no comeremos carne; las comidas serán tales que ni aun los pobres tendrán nada que envidiarnos. Sin embargo los días festivos pueden diferir un poco de los días regulares.

Comerán tres veces al día, observaran rigurosamente los ayunos en el espíritu primitivo y especialmente los dos grandes.

Los alimentos serán iguales para todas las hermanas, excluyendo cualquier
excepción para que la vida comunitaria sea observada en toda su integridad, tanto en las comidas, como en el vestir o el arreglo de la celda; pero si una de las hermanas se pone enferma, debe gozar de todos los
favores." (D. 546)

Vivamos siempre en gracia de Dios, para estar listos a su llamado a la otra vida


Es importante siempre estar en gracia de Dios, pues no sabemos nunca cuando nos llamará Nuestro Señor.

"Un desmayo repentino, sufrimiento preagónico. No era la muerte, es decir el pasaje a la verdadera vida,
sino una muestra de los sufrimientos de la misma. La muerte es espantosa a pesar de darnos la vida eterna.

De repente me sentí mal, la falta de respiración, la oscuridad delante de los ojos, la sensación del debilitamiento de los miembros este sofocamiento es atroz. Un instante de este sofocamiento es infinitamente largo…

A pesar de la confianza, viene también un extraño miedo. Deseé recibir los últimos santos sacramentos. Sin embargo la Confesión resulta muy difícil a pesar del deseo de confesarme. Uno no sabe lo que dice; comienza a decir una cosa, deja la otra sin terminar. Oh, que Dios preserve a cada alma de aplazar la confesión a la última hora.

Conocí el gran poder de las palabras del sacerdote que descienden sobre el alma del enfermo. Cuando pregunté al Padre espiritual si estaba preparada para presentarme delante de Dios y si podía estar tranquila, recibí la respuesta: Puedes estar completamente tranquila no solamente ahora, sino después de cada confesión semanal. La gracia de Dios que acompaña estas palabras del sacerdote es grande. El alma siente la fortaleza y el arrojo para la lucha." (D. 321)

sábado, 29 de diciembre de 2012

Nuestro Buen Dios nos guía para hacer Su Voluntad


Cómo guió a Santa Faustina:

"Cuando bajé del tren y vi que cada uno se fue por su camino, me entró miedo: ¿Qué hacer? ¿A dónde dirigirme, si no conocía a nadie? Y dije a la Madre de Dios: María, dirígeme, guíame. Inmediatamente oí en el alma estas palabras: que saliera de la ciudad a una aldea donde pasaría una noche tranquila. Así lo hice y encontré todo tal y como la Madre de Dios me había dicho.

Al día siguiente, a primera hora regresé a la ciudad y entré en la primera iglesia [7] que encontré y empecé a rezar para que siguiera revelándose en mí la voluntad de Dios. Las Santas Misas seguían una tras otra. Durante una oí estas palabras: Ve a hablar con este sacerdote y dile todo, y él te dirá lo que debes hacer en adelante. Terminada la Santa Misa fui a la sacristía y conté todo lo que había ocurrido en mi alma y pedí que me indicara en qué convento debía estar." (D. 11-12)

Unir nuestras oraciones a las de Nuestra Madre Santísima


"Una vez oí estas palabras: Ve a la Superiora y pide que te permita hacer todos los días una hora de adoración durante 9 días; [en] esta adoración intenta unir tu oración con Mi Madre. Reza con todo corazón en unión con María, también trata de hacer el Vía Crucis en este tiempo. Recibí el permiso, pero no para una hora entera, sino para el tiempo que me permitían los deberes.

Debía hacer aquella noven por intención de mi patria. En el séptimo día de la novena vi a la Madre de Dios entre el cielo y la tierra, con una túnica clara. Rezaba con las manos junto al pecho, mirando hacia el cielo. De su corazón salían rayos de fuego, algunos se dirigían al cielo y otros cubrían nuestra tierra." (D. 32-33)

La Voluntad de Dios siempre se cumple


"La segunda confesión con el arzobispo [182].

Has de saber, hija mía, que si ésta es la voluntad de Dios, tarde o temprano, se realizara, porque la voluntad de Dios tiene que cumplirse. Ama a Dios en tu corazón, ten…[la frase queda interrumpida]." (D. 479)

Confiar siempre en Jesús


"Mi conversación con el Señor Jesús antes de empezar los ejercicios espirituales. Jesús me dijo que esos ejercicios serian un poco diferente de los otros.

Al tratar Conmigo procurarás alcanzar una profunda calma. Eliminaré todas las incertidumbres al respecto. Yo sé que ahora estás tranquila, mientras te estoy hablando; pero en cuanto deje de hablar, empezarás a buscar dudas, pero has de saber que fortaleceré tu alma hasta tal punto que aunque quisieras inquietarte no estaría en tu poder. 

Y como prueba de que soy Yo quien te habla, el segundo día de los ejercicios espirituales irás a confesarte con el sacerdote que dirige los ejercicios. Irás a él en cuanto termine la meditación y preséntale los temores que tienes respecto a Mi, y Yo te contestaré por su boca y entonces terminarán tus dudas. 

Durante esos ejercicios espirituales observa un silencio tan riguroso como si en tu alrededor no existiera nada. Hablarás solamente Conmigo y con el confesor, a las Superioras les pedirás solamente penitencias.

Me alegré muchísimo de que el Señor Jesús me hubiera mostrado tanta benevolencia y de que se hubiera humillado hacia mí."

Oración a Nuestra Madre la Santísima Virgen María


"Oh María, Madre y Señora mía.
Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi Madre.

Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud.

Oh Espléndida Azucena, Tu eres mi espejo, oh mi Madre."

(D. 79)

jueves, 27 de diciembre de 2012

Para un alma arrepentida soy la misericordia misma


"Escribe, hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. 


La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por ella."


(D. 1739)

La infinita bondad de Dios en la creación de los hombres


"Oh Dios que por Tu misericordia Te has dignado llamar de la nada a la existencia al género humano colmándolo generosamente de la naturaleza y de la gracia.

Pero para Tu bondad eso no [ha sido] suficiente. Tu, oh Señor, en Tu misericordia nos das la vida eterna. Nos admites a Tu felicidad eterna y nos haces participes de Tu vida intima y lo haces únicamente por Tu misericordia. Nos concedes Tu gracia únicamente porque eres Bueno y lleno de amor.

No éramos nada necesarios para Tu felicidad, pero Tú, Señor, quieres compartir con nosotros Tu propia felicidad. Pero el hombre no resistió la prueba; habrías podido castigarlo como a los ángeles rechazándolo eternamente, pero aquí se manifestó Tu misericordia y Tus entrañas fueron sacudidas por una gran piedad y Tu Mismo prometiste reparar nuestra salvación. No nos castigaste como lo habíamos merecido debido al inconcebible abismo de Tu compasión. Que sea adorada Tu misericordia, oh Señor; la glorificaremos por los siglos. Y los ángeles se asombraron de la grandeza de misericordia que manifestaste a los hombres….."

"Adorado seas, nuestro Dios misericordioso,
Nuestro omnipotente Creador y Señor,
Te rendimos honor en la humildad más profunda,
Sumergiéndonos en el océano de Tu Divinidad. "(D. 1743 -1744)

Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella


"Una vez vi al Señor Jesús con una túnica clara; eso fue en el invernadero. Escribe lo que te diré: Mi deleite es unirme a ti, espero con gran ansia y añoro este momento en que habitaré sacramentalmente en tu convento. Mi espíritu descansara en aquel convento, bendeciré especialmente las inmediaciones donde estará el convento. Por amor hacia ustedes alejaré todos los castigos que la justicia de Mi Padre administra merecidamente. 


Hija Mía, he inclinado Mi Corazón hacia tus suplicas: tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para el mundo entero. No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia
infinita. 

Te nombro dispensadora de Mi misericordia. Dile al confesor que la imagen esté expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella." (D. 570)

Tres virtudes preferidas de Nuestra Madre la Santísima Virgen María

"Solemnidad a la Inmaculada Concepción. Antes de la Santa Comunión he visto a la Santísima Madre de una belleza inconcebible.

Sonriéndome me dijo: Hija Mía, por mandato de Dios, he de ser tu madre de modo exclusivo y especial, pero deseo que también tu seas Mi hija de modo especial. 

Deseo, amadísima hija Mía, que te ejercites en tres virtudes que son mis preferidas y que son las mas agradables [a] Dios: la primera es la humildad, humildad y todavía una vez mas humildad. La segunda virtud es la pureza; la tercera es el amor a Dios. 
Siendo Mi hija tienes que resplandecer de estas virtudes de modo especial. Tras la conversación me abrazó a su corazón y desapareció." (D. 1414-1415)

El sacerdote, cuando Me sustituye, no es él quien obra, sino Yo a traves de él, sus deseos son Mios


"Oh, qué grande es la gracia de tener al director espiritual. Se progresa mas rápidamente en las virtudes, se conoce mas claramente la voluntad de Dios, se la cumple mas fielmente, se avanza en un camino cierto y seguro. El director espiritual sabe evitar las rocas contra las cuales [el alma] podría estrellarse.

Dios me concedió esta gracia más bien tarde, pero gozo de ella mucho, viendo como Dios consiente los deseos del director espiritual. Menciono un solo hecho de entre un millar que me sucede. Como de costumbre, una noche pedí al Señor Jesús que me diera los puntos para la meditación del día siguiente [142]. Recibí la respuesta: Medita sobre el profeta Jonás y sobre su misión.

Agradecí al Señor, pero dentro de mí empecé a pensar: Que meditación tan diferente de otras. Sin embargo, con toda la fuerza del alma trataba de meditar y en aquel profeta me descubrí a mi, en el sentido de que yo también con frecuencia me excusaba delante de Dios [diciendo] que otra persona podría cumplir mejor su santa voluntad, sin entender que Dios lo puede todo, que tanto mas destaca todo su poder, cuanto mas mísero es el instrumento que utiliza. Dios me lo explicó.

Por la tarde hubo confesion de la Comunidad. Cuando presenté al director espiritual el temor que me envuelve a razon de esta misión a la que Dios me utiliza como un instrumento inhábil, el Padre espiritual me contestó que queramos o no queramos, debemos cumplir la voluntad de Dios y me dio el ejemplo del profeta Jonás. Terminada la confesión, contemplaba cómo el confesor sabía que Dios me había mandado meditar sobre Jonás, ya que yo no le había hablado de eso.

Entonces oí estas palabras: El sacerdote, cuando Me sustituye, no es él quien obra, sino Yo a través de él, sus deseos son Míos. Veo cómo Jesús defiende a sus sustitutos. Él Mismo interviene en su actuar." (D. 331)

Prepararás al mundo para Mi última venida



"Mayo de 1935. En un momento, cuando me di cuenta de los grandes designios de Dios respecto a mi, me asuste de su grandeza y me sentí completamente incapaz de cumplirlos y empecé a evitar interiormente las conversaciones con Él, y sustituía ese tiempo con la oración oral. Lo hacia de humildad, pero pronto conocí que no era una verdadera humildad, sino una gran tentación de Satanás.

Una vez, cuando en lugar de la oración interior comencé a leer un libro espiritual, oí en el alma estas palabras explicitas y fuertes: Prepararás al mundo para Mi última venida. Estas palabras me conmovieron profundamente y aunque fingía como si no las hubiera oído, no obstante las comprendí bien y no tenia ninguna duda al respecto. 

Una vez, cansada de esta lucha de amor con Dios y de excusarme constantemente de ser incapaz de cumplir esta obra, quise salir de la capilla, pero alguna fuerza me detuvo, me sentía inmovilizada. Entonces oí estas palabras: Piensas salir de la capilla, pero no saldrás de Mí, porque estoy en todas partes; tú sola no podrás hacer nada para ti misma, pero Conmigo puedes todo." (Diario 429)

Consagración del mundo a la Divina Misericordia por Juan Pablo II



Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor
en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros
en el Espíritu Santo consolador,
te encomendamos hoy el destino
del mundo y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros,
pecadores; sana nuestra debilidad;
derrota todo mal;
haz que todos los habitantes
de la tierra experimenten tu misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre eterno,
por la dolorosa pasión
y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero. Amén.


Rezado el 17 de agosto del 2002 en Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia (Polonia), por el Papa JUAN PABLO II. 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Tinieblas y tentaciones


"Mi mente estaba extrañamente obscurecida, ninguna verdad me parecía clara. Cuando me hablaban de Dios, mi corazón era como una roca. No lograba sacar del corazón ni un solo sentimiento de amor hacia Él.

Cuando con un acto de voluntad trataba de permanecer junto a Dios, experimentaba grandes tormentos y me parecía que con ello causaba una ira mayor de Dios. No podía absolutamente meditar tal y como meditaba anteriormente. Sentía un gran vacío en mi alma y no conseguía llenarlo con nada.

Empecé a sentir el hambre y el anhelo de Dios, pero veía toda mi impotencia. Trataba de leer despacio, frase por frase y meditar del mismo modo, pero fue en vano. No comprendía nada de lo que leía. Delante de los ojos de mi alma estaba constantemente todo el abismo de mi miseria.

Cuando iba a la capilla por algunos ejercicios espirituales, siempre experimentaba aun más tormentos y tentaciones. A veces, durante toda la Santa Misa luchaba con los pensamientos blasfemos que trataban de salir de mis labios. Sentía aversión por los santos sacramentos. Me parecía que no sacaba ninguno de los beneficios que los santos sacramentos ofrecen. Me acercaba [a ellos] solamente por obediencia al confesor y esa ciega obediencia era para mi el único camino que debía seguir y [mi] tabla de salvación.

Cuando el sacerdote me explico que ésas eran las pruebas enviadas por Dios y que, “con el estado en que te encuentras no sólo no ofendes a Dios, sino que le agradas mucho,  es una señal que Dios te ama inmensamente y que confía en ti, porque te visita con estas pruebas.” No obstante esas palabras no me consolaron, me parecía que no se referían en nada a mí.

Una cosa me extrañaba. A veces cuando sufría enormemente, en el momento de acercarme a la confesión, de repente todos estos terribles tormentos cesaban; pero cuando me alejaba de la rejilla, todos esos tormentos volvían a golpearme [con] mayor furia. Entonces me postraba delante del Santísimo sacramento y repetía esas palabras: Aunque me mates, yo confiaré en Ti. Me parecía que agonizaba en aquellos dolores.

El pensamiento que más me atormentaba era que yo era rechazada por Dios. Luego venían otros pensamientos: ¿Para qué empeñarme en las virtudes y en buenas obras? ¿Para qué mortificarme y anonadarme? ¿Para qué hacer votos? ¿Para qué rezar? ¿Para qué sacrificarme e inmolarme? ¿Para qué ofrecerme como victima en cada paso? ¿Para qué, si ya soy rechazada por Dios? ¿Para qué estos esfuerzos? Y aquí solamente Dios sabe lo que ocurría en mi corazón.

"Terriblemente atormentada por estos sufrimientos entré en la capilla y de la profundidad de mi alma dije estas palabras: Haz conmigo, Jesús, lo que Te plazca. Yo Te adoraré en todas partes. Y que se haga en mí Tu voluntad, oh Señor y Dios mío, y yo glorificaré Tu infinita misericordia. Después de este acto de sumisión cesaron estos terribles tormentos.

De repente vi. a Jesús que me dijo: Yo estoy siempre en tu corazón. Un gozo inconcebible inundó mi alma y [llenó] de gran amor de Dios que inflamó mi pobre corazón. Veo que Dios nunca permite [sufrimientos] por encima de lo que podemos soportar.

Oh, no temo nada; si manda al alma grandes tribulaciones, la sostiene con una gracia aun mayor, aunque no la notamos para nada. Un solo acto de confianza en tal momento da más gloria a Dios que muchas horas pasadas en el gozo de consolaciones durante la oración. Ahora veo que si Dios quiere mantener a un alma en la oscuridad, no la iluminará ningún libro ni confesor." (D. 77-78)

Practicad, pues, la misericordia terrena, y recibiréis la misericordia celestial (San Cesáreo de Arlés)


"Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia."Dulce es el nombre de misericordia, hermanos muy amados; y, si el nombre es tan dulce, ¿cuánto más no lo será la cosa misma? Todos los hombres la desean, mas, por desgracia, no todos obran de manera que se hagan dignos de ella; todos desean alcanzar misericordia, pero son pocos los que quieren practicarla.

Oh hombre, ¿con qué cara te atreves a pedir, si tú te resistes a dar? Quien desee alcanzar misericordia en el cielo debe él practicarla en este mundo. Y, por esto, hermanos muy amados, ya que todos deseamos la misericordia, actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo, para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia, a la cual se llega a través de la misericordia terrena. Dice, en efecto, la Escritura: Señor, tu misericordia llega al cielo.

Existe, pues, una misericordia terrena y humana, otra celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? La que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, la que consiste en el perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los pobres, como dijo él mismo: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra.

¿Cómo somos nosotros, que, cuando Dios nos da, queremos recibir y, cuando nos pide, no le queremos dar? Porque, cuando un pobre pasa hambre, es Cristo quien pasa necesidad, como dijo él mismo: Tuve hambre, y no me disteis de comer. No apartes, pues, tu mirada de la miseria de los pobres, si quieres esperar confiado el perdón de los pecados. Ahora, hermanos, Cristo pasa hambre, es él quien se digna padecer hambre y sed en la persona de todos los pobres; y lo que reciba aquí en la tierra lo devolverá luego en el cielo.

Os pregunto, hermanos, ¿qué es lo que queréis o buscáis cuando venís a La iglesia? Ciertamente la misericordia.Practicad, pues, la misericordia terrena, y recibiréis la misericordia celestial. El pobre te pide a ti, y tú le pides a Dios; aquél un bocado, tú la vida eterna. Da al indigente, y merecerás recibir de Cristo, ya que él ha dicho: Dad, y se os dará. No comprendo cómo te atreves a esperar recibir, si tú te niegas a dar. Por esto, cuando vengáis a la iglesia, dad a los pobres la limosna que podéis, según vuestras posibilidades.

Autor: San Cesáreo de Arlés. Sermón 25,1 

La prueba espiritual más dura: el abandono y la desesperación (3/3)



"Después de un largo momento, al entrar en la celda una de las hermanas me encontró casi muerta. Se asustó y fue a la Maestra que en virtud de la santa obediencia me ordenó levantarme del suelo y en seguida sentí las fuerzas físicas, y me levanté del suelo temblando toda.

La Maestra se dio cuenta inmediatamente del estado de mi alma, me habló de la inconcebible misericordia de Dios y dijo: No se preocupe por nada, hermana, se lo ordeno en virtud de la santa obediencia. Y continuó: Ahora veo que Dios la llama a una gran santidad, el Señor la desea tener cerca de sí, permitiendo estas cosas, tan pronto. Sea fiel a Dios, hermana, porque esto es una señal de que la quiere tener en lo alto del cielo. Pero yo no entendí nada de estas palabras."

"Al entrar en la capilla, sentí como si todo se hubiera alejado de mi alma; como si yo hubiera salido recientemente de la mano de Dios, sentí que mi alma era intangible, que yo era una niña pequeña. De repente vi interiormente al Señor quien me dijo: No tengas miedo, hija Mia, Yo estoy contigo. En aquel mismo momento desaparecieron todas las tinieblas y los tormentos, los sentidos [fueron] inundados de una alegría inconcebible, las facultades del alma coladas de luz."

"Quiero decir también que, aunque mi alma ya estaba bajo los rayos de su amor, no obstante, las huellas del suplicio soportado quedaron en mi cuerpo dos días más. El rostro pálido como de una muerta y los ojos inyectados de sangre. Solo Jesús sabe lo que sufrí. Comparado con la realidad, es pálido lo que he escrito. No sé expresarlo, me parece que he vuelto del mas allá. Siento aversión a todo lo que esta creado. Me
abrazo al Corazón de Dios, como el niño recién nacido al pecho de su madre. Miro todo con ojos distintos. Estoy consciente de lo que el Señor ha hecho en mi alma con una palabra; de esto vivo. El recuerdo del martirio sufrido me da escalofríos. No hubiera creído que es posible sufrir tanto si yo mismo no lo hubiera pasado. Es un sufrimiento totalmente espiritual."

"Sin embargo, en todos estos sufrimientos y combates no abandoné la Santa Comunión. Cuando me pareció que no debía recibirla, entonces iba a ver a la Maestra y le decía que no podía ir a la Santa Comunión, que me parecía que no debía recibirla. Sin embargo ella no me permitía abandonar la Santa Comunión; y yo iba a recibirla, y me daba cuenta de que solo la obediencia me había salvado. La Maestra misma me dijo después que “estas experiencias habían pasado pronto solamente porque usted, hermana, fue obediente. [Fue por] el poder de la obediencia que usted pasó tan valientemente [la prueba].” Es verdad que el Señor mismo me liberó de este suplicio, pero la fidelidad a la obediencia le agradó.

Aunque estas cosas son espantosas, no obstante ningún alma debería asustarse demasiado, porque Dios nunca da por encima de lo que podemos soportar. Y por otra parte, quizás nunca nos dé a nosotros suplicios semejantes, y lo escribo porque si el Señor quiere llevar un alma a través de tales sufrimientos, que no tenga miedo, sino que sea fiel a Dios en todo lo que depende de ella. Dios no hará daño al alma,
porque es el Amor Mismo y por este amor inconcebible la llamó a la existencia. Pero cuando yo me encontraba angustiada, no lo comprendía." (Diario 102 - 106)

La prueba espiritual más dura: el abandono y la desesperación (2/3)


"Ahora ya empiezo a sentir la falta de las fuerzas físicas y ya no llego a cumplir las tareas.

Ya no puedo ocultar los sufrimientos: aunque no digo ni una palabra de lo que sufro, no obstante el dolor que se refleja en mi rostro, me delata y la Superiora ha dicho que las hermanas vienen a ella y le dicen que cuando me ven en la capilla, sienten compasión por mi, tan espantoso es el aspecto que tengo. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el alma no es capaz de ocultar este sufrimiento".

"Jesús, solo Tú sabes como el alma gime en estos tormentos, sumergida en la oscuridad, y con todo eso tiene hambre y sed de Dios, como los labios quemados [tienen sed] del agua. Muere y aridece; muere de una muerte sin morir, es decir no puede morir.
Sus esfuerzos son nada; está bajo una mano poderosa.  Ahora su alma pasa bajo el poder del Justo. Cesan todas las tentaciones externas, calla todo lo que la rodea, como un moribundo, pierde la percepción de lo que tiene alrededor, toda su alma está recogida bajo el poder del justo y tres veces santo Dios. Rechazada por la eternidad.

Este es el momento supremo y solamente Dios puede someter un alma a tal prueba, porque sólo Él sabe que el alma es capaz de soportarla. Cuando el alma ha sido compenetrada totalmente por este fuego infernal, cae en la desesperación. Mi alma experimentó este momento cuando estaba sola en la celda.

Cuando el alma comenzó a hundirse en la desesperación, sentí que estaba llegando mi agonía, entonces cogí un pequeño crucifijo y lo estreché fuertemente en la mano; sentí que mi cuerpo iba a separarse del alma y aunque deseaba ir a las Superioras, no tenía ya las fuerzas físicas, pronuncié las ultimas palabras, confío en Tu misericordia, y me pareció que había impulsado a Dios a una ira aun mayor, y me hundí en la desesperación, y solamente de vez en cuando de mi alma irrumpía un gemido doloroso, un gemido sin consuelo. El alma en la agonía. Y me parecía que ya me quedaría en ese estado, porque no habría salido de él con mis propias fuerzas.

Cada recuerdo de Dios es un mar indescriptible de tormentos, y sin embargo hay algo en el alma que anhela fervientemente a Dios, pero a ella le parece que es solamente para que sufra mas. El recuerdo del amor con el que Dios la rodeaba antes, es para ella un tormento nuevo. Su mirada la traspasa por completo y todo ha sido quemado por ella en su alma. (D. 100-101)

La prueba espiritual más dura: el abandono absoluto (1/3)




"Cuando el alma sale victoriosa de las pruebas anteriores, aunque quizás tropezando, pero sigue luchando y con profunda humildad clama al Señor: Sálvame porque perezco. Y esta todavía en condiciones de luchar.

Ahora una terrible oscuridad envuelve al alma. El alma ve dentro de si solamente pecados. Lo que siente es terrible. Se ve completamente abandonada de Dios, siente como si fuera objeto de su odio y se encuentra al borde de la desesperación. Se defiende como puede, intenta despertar la confianza, pero la oración es para ella un tormento todavía mayor, le parece que empuja a Dios a una mayor ira. Está colocada en un altísimo pico que se encuentra sobre un precipicio.

El alma anhela fervientemente a Dios, pero se siente rechazada. Todos los tormentos y suplicios del mundo son nada en comparación con la sensación en la que se encuentra sumergida, es decir, el rechazo por parte de Dios. Nadie la puede aliviar. Ve que se encuentra sola, no tiene a nadie en su defensa. Levanta los ojos al cielo, pero sabe que no es para ella, todo está perdido para ella. De una oscuridad cae en una oscuridad aun mayor, le parece que ha perdido a Dios para siempre, a ese Dios que tanto amaba. Este pensamiento le produce un tormento indescriptible. Sin embargo no se conforma con eso, intenta mirar al cielo, pero en vano; eso le causa un tormento todavía mayor.

"Nadie puede iluminar tal alma si Dios quiere mantenerla en las tinieblas. Este rechazo por parte de Dios ella lo siente muy vivamente, de modo terrorífico. De su corazón brotan gemidos dolorosos, tan dolorosos que ningún sacerdote los puede comprender si no lo ha pasado él mismo. En esto el alma padece todavía sufrimientos por parte del espíritu maligno.

Satanás se burla de ella: Ves, ¿seguirás siendo fiel? He aquí la recompensa, estas en nuestro poder. Pero Satanás tiene tanto poder sobre aquella alma cuanto Dios permite: Dios sabe cuánto podemos resistir. ¿Y qué has ganado por haberte mortificado? ¿Y qué has conseguido siendo fiel a la regla? ¿A qué todos estos esfuerzos? Estás rechazada por Dios. La palabra “rechazada” se convierte en fuego que penetra cada nervio hasta la medula de los huesos. Traspasa todo su ser por completo.

Viene el momento supremo de la prueba. El alma ya no busca ayuda en ninguna parte, s encierra en si misma y pierde de vista todo y es como si aceptara este tormento de rechazo. Es un momento que no sé definir. Es la agonía del alma. Cuando ese momento empezó a acercarse a mí por primera vez, fui liberada de él en virtud de la santa obediencia.

La Maestra de novicias al verme se asustó y me mandó a confesarme; pero el confesor no me entendió, no experimenté siquiera una sombra de alivio. Oh Jesús, danos sacerdotes con experiencia. Cuando dije que experimentaba en mi alma tormentos del infierno, me contestó que él estaba tranquilo por mi alma, porque veía en mi alma una gran gracia de Dios. Sin embargo yo no comprendí nada de eso y ni un pequeño rayo de luz penetro en [mi] alma." (Diario 98-99)

Dios nos va guiando para conocer Su Voluntad


Santa Faustina al principio que llegó a Varsovia buscó ingresar en varios conventos de los cuales en todos la despedían le decían que por una u otra cosa no podría entrar allí, ahí se vió cual era la Voluntad de Dios, pues hasta que llegó al Convento de las Hermanas de la Madre de la Misericordia (que fué donde se quedó) ahí si la admitieron. Posteriormente al entrar pensó mejor buscar otro convento, pero esto no era la Voluntad de Dios.

"Sin embargo, tres semanas después vi que aquí había muy poco tiempo para la oración y que muchas otras cosas me empujaban interiormente a entrar en un convento de regla más estricta. Esta idea se clavó en mi alma, pero no había en ella la voluntad de Dios.

No obstante, la idea, es decir la tentación, se hacia cada vez mas fuerte hasta que un día decidí hablar con la Madre Superiora y salir decididamente. Pero Dios guió las circunstancias de tal modo que no pude hablar con la Madre Superiora. Antes de acostarme, entré en una pequeña capilla y pedí a Jesús la luz en esta cuestión, pero no recibí nada en el alma, solo me lleno una extraña inquietud que no llegaba a comprender. A pesar de todo decidí que a la mañana siguiente, después de la Santa Misa, le comunicaría a la Madre Superiora de mi decisión."

"Volví a la celda, las hermanas estaban ya acostadas y la luz apagada. No sabia que Hacer [conmigo]. Me tiré al suelo y empecé a rezar con fervor para conocer la voluntad de Dios. En todas partes había un silencio como en el tabernáculo. Todas las hermanas como las hostias blancas, descansan encerradas en el cáliz de Jesús, y solamente desde mi celda Dios oye el gemido de mi alma. No sabia que después de las nueve, sin
autorización no estaba permitido rezar en las celdas.

Después de un momento, en mi celda se hizo luz y en la cortina vi. el rostro muy dolorido del Señor Jesús. Había llagas abiertas en todo el rostro y dos grandes lágrimas caían en la sobrecama. Sin saber lo que todo eso significaba, pregunte a Jesús: Jesús, ¿Quién te ha causado tanto dolor? Y Jesús contestó: Tú Me vas a herir dolorosamente si sales de este convento. Te llamé aquí y no a otro lugar y te tengo preparadas muchas gracias. Pedí perdón al Señor Jesús e inmediatamente cambié la decisión que había tomado." (D. 17-18)

Demos gracias a Dios por nuestros ángeles custodios


"Terminada la homilía, no esperé el final del oficio, por que tenia prisa para volver a casa. Al dar yo algunos pasos, me cerraron el camino toda una multitud de demonios que me amenazaron con terribles tormentos, y se dejaron oír las voces: Nos has quitado todo por lo que habíamos trabajado tantos años.

Cuando les pregunté: ¿De donde llegan en tal multitud? Estas figuras malignas me contestaron: De los corazones humanos, no nos molestes."

"Viendo su tremendo odio hacia mi, entonces pedí ayuda al Ángel Custodio y en un solo momento apareció la figura luminosa y radiante del Ángel de la Guarda que me dijo: No tengas miedo, esposa de mi Señor, estos espíritus no te van a hacer ningún mal sin su permiso.

Los espíritus malignos desaparecieron en seguida y el fiel Ángel de la Guarda me acompañó de modo visible hasta la casa misma. Su mirada era modesta y serena, y de la frente brotaba un rayo de fuego. Oh Jesús, desearía fatigarme y cansarme, y sufrir durante toda la vida por este único momento en que vi Tu gloria, Señor, y los beneficios de las alma" (D. 418-419)

Debes saber, que vas a sufrir mucho, mucho, pero que esto no te asuste. Yo estoy contigo


"Una vez fui llamada al juicio de Dios. Me presenté delante del Señor, a solas. Jesús se veía como durante la Pasión. Después de un momento, estas heridas desaparecieron y quedaron sólo cinco: en las manos, en los pies y en el costado.

Inmediatamente vi. todo el estado de mi alma tal y como Dios la ve. Vi claramente todo lo que no agrada a Dios. No sabía que hay que rendir cuentas ante el Señor, incluso de las faltas más pequeñas. ¡Que momento! ¿Quién podrá describirlo? Presentarse delante del tres veces Santo,

Jesús me preguntó: ¿Quién eres? Contesté: Soy Tu sierva, Señor.  Tienes la deuda de un día de fuego en el Purgatorio. 

Quise arrojarme inmediatamente a las llamas del fuego del Purgatorio, pero Jesús me detuvo y dijo:
¿Qué prefieres, sufrir ahora durante un día o durante un breve tiempo en la tierra? 
Contesté: Jesús, quiero sufrir en el Purgatorio y quiero sufrir en la tierra los más grandes tormentos aunque sea hasta el fin del mundo.

Jesús  dijo: Es suficiente una cosa. Bajarás a la tierra y sufrirás mucho, pero durante poco tiempo y cumplirás Mi voluntad y Mis deseos. Un fiel siervo Mío te ayudará a cumplirla. Ahora, pon la cabeza sobre Mi pecho, sobre Mi Corazón y de él toma fuerza y fortaleza para todos los sufrimientos, porque no encontrarás alivio ni ayuda ni consuelo en ninguna otra parte. Debes saber, que vas a sufrir mucho, mucho, pero que esto no te asuste. Yo estoy contigo." (D.36)

Fue un sueño, pero tuvo su significado


"Deseo anotar un sueño que tuve sobre Santa Teresa del Niño Jesús.
Era todavía novicia y tenía ciertas dificultades que no lograba resolver. Eran dificultades interiores relacionadas con las dificultades exteriores. Hice muchas novenas a varios santos, sin embargo la situación se hacia cada vez mas pesada.

Mis sufrimientos debido a esto eran tan grandes que ya no sabía como seguir viviendo; pero de repente me vino la idea de rogar a Santa Teresa del Niño Jesús. Empecé la novena a esta Santa, porque antes de entrar [en el convento] le tenia una gran devoción. Ahora la había descuidado un poco, pero en esta necesidad, empecé a rogar nuevamente con todo el fervor.

El quinto día de la novena soñé con Santa Teresa, pero como si estuviera todavía en la tierra. Me encubrió a mí el conocimiento de que era santa y comenzó a consolarme, que no me entristeciera por ese asunto, sino que confiara más a Dios.

Me dijo: Yo también sufrí muchísimo. Pero yo no estaba muy convencida de que ella hubiera sufrido mucho y le dije que me parecía que: Tú no sufriste nada. Pero Santa Teresa contestó, asegurándome que había sufrido mucho y me dijo: Sepa hermana, que dentro de tres días usted resolverá este asunto de la mejor manera. Como yo no estaba muy dispuesta a creerle, ella se me dio a conocer como santa. Entonces la alegría llenó mi alma y le dije: Tú eres santa. Y ella me contestó: Si, soy santa y tú ten confianza en que resolverás este asunto dentro de tres días.

Y le dije: Santa Teresita, dime si estaré en el cielo. Me contestó: Estarás en el cielo, hermana. ¿y seré santa? Me contestó:Serás tan santa como yo, pero tienes que confiar en el Señor Jesús. Y le pregunté si [mi] padre y [mi] madre estarían en el cielo, si me contestó: Estarán. Y pregunté todavía: Y mis hermanas y hermanos, ¿estarán en el cielo? Me contesto que rogara por ellos mucho, sin darme una respuesta clara. Entendí que necesitaban muchas oraciones.

Fue un sueño y según dice el proverbio [polaco]: el sueño es una ilusión, mientras Dios es certeza, pero tal y como me había dicho, al tercer día resolví ese difícil problema con gran facilidad. Según me había dicho, se cumplió en todos los detalles lo referente al asunto. Fue un sueño, pero tuvo su significado." (Diario 150)

Desde hoy cumplo la voluntad de Dios en todas partes, siempre, en todo



"Al anochecer, terminada la predica, oí estas palabras:

Yo estoy contigoDurante estos ejercicios espirituales consolidaré tu paz y tu ánimo, para que no desfallezcan tus fuerzas para el cumplimiento de Mis propósitos. 

Por lo tanto durante estos ejercicios borrarás absolutamente tu propia voluntad y se cumplirá en ti toda Mi voluntad. Has de saber que esto te costara mucho, por eso escribe en una página en blanco estas palabras:Desde hoy no existe en mí mi propia voluntad, y táchala. 

En otra página escribe estas palabras: Desde hoy cumplo la voluntad de Dios en todas partes, siempre, en todo. No te asustes de nada, el amor te dará fuerzas y facilitara la realización." (D. 372)

Aceptar los sufrimientos de la mano de Dios


"Cuando salí al pasillo, en seguida tuve un gran sufrimiento y humillación por parte de cierta persona.
Lo acepté sometiéndome a la voluntad superior y me estreché profundamente al Sacratísimo Corazón de Jesús, el Señor, dando a conocer que estaba dispuesto a aquello a lo que me había ofrecido.

El sufrimiento broto como de debajo de la tierra, la misma Madre Margarita se extrañó. A las otras se les perdonan muchas cosas, porque de verdad, no vale la pena hacerles caso, pero a mi no se me perdona nada, cada palabra es analizada, cada paso controlado.

Una de las hermanas me dijo: Prepárese, hermana, a aceptar una pequeña cruz que la espera de parte de la Madre Superiora, ¡cuánto lo siento por usted! Y yo en mi alma estoy contenta de eso y desde hace mucho tiempo estoy preparada para ello. Al ver mi valor, se sorprendió.

Ahora veo que el alma de por sí no puede mucho, pero con Dios puede todo. He aquí lo que puede la gracia de Dios. Son pocas las almas que siempre están atentas a la inspiración de Dios, pero aun menos numerosas son las almas que siguen fielmente la inspiración de Dios." (D.138)

Mi amor y Mi misericordia no conocen límites


Santa Faustina escuchó estas palabras, pero bien sabemos que Nuestro Señor nos las dice a todos los pobres pecadores que recurrimos a Él.


"Después de la Santa Comunión oí estas palabras: Ves lo que eres por ti misma, pero no te asustes de eso. Si te revelara toda la miseria que eres, morirías del horror.

Has de saber, sin embargo, lo que eres. Por ser tú una miseria tan grande, te he revelado todo el mar de Mi misericordia. Busco y deseo tales almas como la tuya, pero son pocas; tu gran confianza en Mi Me obliga a concederte gracias continuamente.

Tienes grandes e inexpresables derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza. No soportarías la inmensidad de Mi amor que tengo por ti, si te lo revelara aquí en la tierra en toda su plenitud.

A menudo levanto un poco el velo para ti, pero debes saber que es solamente Mi gracia excepcional. Mi amor y Mi misericordia no conocen límites. 

(Diario 718)

sábado, 22 de diciembre de 2012

5 Lugares de encuentro con La Divina Misericordia



Pero, ¿dónde encontrar la fuerza para confiar así?; en la Iglesia, unidos a la Santísima Virgen María, a través de laSagrada Escritura, de la Liturgia, especialmente de los Sacramentos, entre los que destaca la Eucaristía, y del amoral prójimo.58


1- MEDITACIÓN ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS

“Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo” . 59 De ahí que el Magisterio de la Iglesia nos recomiende la lectura asidua de la Palabra de Dios ,60 ya que en ella Dios conversa con nosotros 61 Por eso el Salmista proclama:Antorcha para mis pies es tu Palabra, luz en mi sendero (Sal 119,105).

Si, por nuestro bien debemos conocerla, meditarla, vivirla y anunciarla, a la luz de la Tradición de la Iglesia y del Magisterio :62 “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó sobre roca (Mt 7, 24). Consciente de esto, aún en medio de su locura, don Quijote afirmaba de las letras divinas: “tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo, que a un fin tan sin fin como éste ninguno otro se le puede igualar” . 63

Sin embargo, hay quienes no le dan importancia; y mezclando la fe con sup ersticiones, dejan que cualquier libro o película les confunda y les arrebate esa preciosa semilla. Otros se entusiasman de momento, pero al no ser constantes están débiles, y cuando les llega un problema, lo dejan todo. En cambio, quienes reciben la Palabra de Dios, y confiando en su eficacia la meditan con la guía de la Iglesia y la alimentan con los Sacram entos y la oración, dan tal fruto, que son capaces de resistir la adversidad, sabiendo que los sufrimientos de esta vida no se comparan con la felicidad que nos espera.64


2- CELEBRACIÓN DE LA LITURGIA

En la Liturgia está presente Cristo ,65 quien uniéndonos por el Bautismo a su Cuerpo, que es la Iglesia, nos permite ofrecerlo y ofrecernos juntamente con Él, para participar, con la fuerza del Espíritu Santo, en su ala banza y adoración al Padre, fortaleciéndonos en la unidad, y llenándonos del poder transformador de Dios para ser signo e instrumento de salvación para toda la humanidad, participando también de lo que será la Liturgia celestial.66 De entre los miembros de este Cuerpo, el Señor llama a algunos para que, a través del sacramento del Orden sacerdotal representen a Cristo como Cabeza del Cuerpo, anunciando la Palabra de Dios, guian do a la comunidad, y presidiendo la liturgia, especialmente los sacramentos, entre los que destaca la Eucaristía, donde Él se nos entrega para comunicarnos todo el poder salvífico de su pasión, muerte y resurrección, por el que nos une a la Santísima Trinidad y a toda la Iglesia; con la Virgen María y los santos, con el Papa, con el propio Obispo, con todo el clero y con el pueblo de Dios entero, dándonos la esperanza de alcanzar la vida eterna y resucitar con Él el último día, fortaleciéndonos así para vivir el amor y ser const ructores de unidad en nuestra familia y en nuestros ambientes, siendo solidarios particularmente con que más nos necesitan.67

3- LA EUCARISTÍA, SACRAMENTO DE MISERICORDIA


Esto es mi cuerpo.. esta es mi sangre (Mt 26, 26-28). El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna (Jn 6, 54). Por eso, el propio Jesús exhortaba a sant a Faustina: No dejes la Santa Comunión, a no ser que sepas bien de haber caído gravemente... Debes saber que Me entristeces mucho, cuando no Me recibes en la Santa Comunión .68 Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma 69

En el año 304, durante la persecución de Diocleciano, en Abitina, 49 cristianos fueron arrestados un domingo mientras celebraban la Eucaristía. Cuando el procónsul les preguntó por qué habían desobedecido la prohibición del emperador, sabiendo que el castigo sería la muerte, uno de ellos respondió: “sin la Eucaristía dominical no podemos vivir”. 70A los cristianos de hoy, el Papa Benedicto XVI nos ha dicho: “Participar en la celebración dominical, ali mentarse del Pan eucarístico y experimentar la comunión de los hermanos y las hermanas en Cristo, es una necesidad... es una alegría”. En ella podemos encontrar “la energía necesaria para el camino que debemos recorrer cada semana” 71

Procuremos comulgar con frecuencia, participando siempre en la Misa Dominical. Dediquemos también algunos momentos a visitar al Santísimo Sacramento .72 “Es hermoso estar con Él –decía Juan Pablo I I- y, reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto (cf. Jn 13, 25), palpar el amor infinito de su corazón”. 73Y si tenemos conciencia de estar en pecado grave, recordemos que antes de Comulgar debemos primero recibir el sacramento de la Reconciliación .74
 

4- LA CONFESIÓN: EXPERIENCIA DE MISERICORDIA


No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno sólo (Mt 18, 14). El pecado nos degrada, nos aleja de Dios y de los hermanos, y nos arrebata la vida. Pero Dios, que nos sigue amando, nos busca y nos ofrece en el Sacramento de la Penitencia el perdón que nos reconcilia con El y con la Iglesia .75 “Como se deduce de la parábola del hijo pródigo, la reconciliación es un d on de Dios, una iniciativa suya” .76 Y “todo lo que el Hijo de Dios obró y enseñó para la reconciliación del mundo, no lo conocemos solamente por la historia de sus acciones pasadas, sino que lo sentimos también en la eficacia de lo que él realiza en el presente” . 77

Esto, gracias a que la tarde de Pascua, el Señor Jesús se mostró a sus apóstoles y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos(Jn 20, 22-23) . 78. Por eso, San Pablo afirma: “Dios nos ha confiado el misterio de la reconciliación... y la palabra de reconciliación” (2 Cor 5, 18 s.). En el Sacramento de la Penitencia, el Padre, con la fuerza del Espíritu Santo, a través de sus sacerd otes que son presencia y prolongación de Jesús Buen Pastor, corre hacia nosotros para abrazarnos y colmarnos de su amor, y la Iglesia se alegra por la vuelta de aquél hermano que estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado (Lc 15, 32).

Jesús es el cordero de Dios que, con su sacrificio, quita el pecado del Mundo (Cfr. Jn 1, 29. Por eso, Él, que ha venido no para condenar, sino para perdonar y salvar (Cfr. Jn 3, 16), nos invita a acercarnos con confianza a la confesión, donde por su voluntad, el Sacerdote, ministro de la Penitencia, actúa “in persona Christi”. Así se lo comentó a Santa Faustina: El sacerdote, cuando Me sustituye, no es él quien obra, sino Yo a través de él ;79 Como tú te comportarás con el confesor, así Yo Me comportaré contigo .80


5- LA ORACIÓN


Una persona subió con entusiasmo a un pequeño barco, con el deseo de aventurarse en el mar. Al zarpar, con emoción sintió la brisa y admiró la inmensidad y la belleza del océano. Pero después, a causa del movimiento, experimentó un terrible mareo. Entonces, el capitán le dijo: “si no quiere sentirse mal, mire hacia arriba”. ¡Que buen consejo para quienes surcamos el gran mar de la vida!: miremos hacia arriba, para no marearnos, ni con los bienes del mundo, ni con las crisis y problemas. Y mirar hacia arriba es hacer oración, escuchando a Jesús que nos dice: Permaneced en mí, como yo en vosotros (Jn 15,4).

“Para mí, -escribe Santa Teresa del Niño Jesús- la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor, tanto en la prueba como en la alegría” . 81 Necesitamos orar para pedir ayuda, dar gracias, alabar, adorar, contemplar, y escuchar a Dios, abriéndole el corazón a Él y al prójimo .82 ¡En la oración, es Dios quien nos busca para saciar nuestra sed de una vida plena y eternamente feliz! . 83 De ahí que Santa Teresa de Ávila diga: “Si alguien no ha empezado a hacer oración...yo le ruego por amor de Dios, que no deje de hacer esto que le va a traer tantos bienes espirituales. En hacerla no hay ningún mal que temer y si mucho bien que esperar” .84

Habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma ,85 exhortó el Señor a Santa Faustina. Pero ¿cómo orar?; con humildad ,86 confianza y perseverancia .87 Pidan y se les dará, ha prometido Jesús. Sin embargo, quizá alguno diga: “Muchas veces he pedido y no he recibido. Orar no sirve para nada”. Pero seguramente lo que le sucede es aquello que Santa Teresa describe así: “Algunos quisieran tener aquí en la tierra todo lo que desean y luego en el cielo que no les faltase nada. Eso me parece andar a paso de gallina, escarbando entre el basurero” . 88 ¡No perdamos el tiempo, ni entorpezcamos nuestro camino!; creer en Dios es fiarse de Él, sabiendo que nos da lo que más nos conviene, no para una alegría pasajera, sino para nuestra felicidad plena y eterna.



Autor: P. Eugenio Lira Rugarcía
Fuente: Catholic.net

Enseñanzas del Beato Juan Pablo II sobre la Divina Misericordia



Sobre la Divina Misericordia, el Papa enseñó muchas cosas: 

“En verdad es maravilloso el modo como la devoción a Jesús misericordioso progresa en el mundo contemporáneo y conquista tantos corazones humanos” . 176 “A todos quisiera decir tened confianza en el Señor; Sed apóstoles de la Misericordia Divina” . 177 “Nada necesita el hombre como la Divina Misericordia: ese amor que quiere bien, que compadece, que eleva al hombre por encima de su debilidad, hacia las infinitas alturas de Dios... Cada uno puede... contemplar este cuadro de Jesús misericordioso...y escuchar en lo más íntimo de su alma lo que oyó la beata: No tengas miedo de nada. Yo siempre estoy contigo (Diario, cap. II). Y si responde con sinceridad de corazón: “¡Jesús, en Ti confío!”, encontrará consuelo en todas sus angustias y en todos sus temores... La Iglesia recoge el mensaje de la Misericordia para llevar con más eficacia a la generación de este fin de milenio y a las futuras la luz de la esperanza” “No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el Evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo... la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio” . 179 Y en el último mensaje que nos dejó para la Fiesta de la Divina Misericordia, nos dice: “¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina!” Ojalá y como él, confiando en Jesús, seamos heraldos de la Divina Misericordia, y así alcancemos la Patria Eterna. Que María Santísima nos ayude. Fuente: http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml Catholic.net

Nuestra Madre nos enseña cómo prepararnos para la Navidad

"La Santísima Virgen me ha ensenado como debo prepararme para la fiesta de la Natividad del Señor.

La he visto hoy sin el Niño Jesús; me ha dicho: Hija mía, procura ser mansa y humilde para que Jesús que vive continuamente en tu corazón pueda descansar. Adóralo en tu corazón, no salgas de tu interior. 

Te obtendré, hija mía, la gracia de este tipo de la vida interior, que, sin abandonar tu interior, cumplas por fuera todos tus deberes con mayor aplicación. Permanece continuamente con Él en tu corazón. Él será tu fuerza. 

Mantén el contacto con las criaturas si la necesidad  y los deberes lo exigen. Eres una morada agradable a Dios viviente, en la que Él permanece continuamente con amor y complacencia, y la presencia viva de Dios que sientes de modo mas vivo y evidente, te confirmará, hija mía, en lo que he dicho. Trata de comportarte así hasta el día de la Navidad, y después Él Mismo te dará a conocer cómo deberás tratar con Él y unirte a Él."

(D. 785)