"Sufrir sin quejarse, consolar a los demás y ahogar sus propios sufrimientos en el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Todos los momentos libres de los deberes los pasaré a los pies del Santísimo Sacramento. A los pies del Señor buscaré luz, consuelo y fuerza.
Incesantemente mostraré el agradecimiento a Dios por la gran misericordia hacia mi, sin olvidarme jamas de los beneficios [que] me ofreció y especialmente la gracia de la vocación.
Me esconderé entre las hermanas como una violeta pequeña entre las azucenas. Deseo florecer para mi Creador y Señor, olvidarme de mi misma, anonadarme completamente a favor de las almas inmortales es un deleita para mí" (Diario 224).
No hay comentarios:
Publicar un comentario