"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

viernes, 8 de agosto de 2014

En la insondable Misericordia Divina está toda mi esperanza



+ Durante los tormentos mas duros fijo mi mirada en Jesús crucificado;

no espero ayuda de parte de los hombres, sino que tengo mi confianza en Dios;

en su insondable misericordia está toda mi esperanza.
(D. 681)

Que la fidelidad a la gracia divina sea lo que nos caracterice



"Ahora, en esta Cuaresma, a menudo siento la Pasión del Señor en mi cuerpo; todo lo que sufrió Jesús, lo vivo profundamente en mi corazón, aunque por fuera mis sufrimientos no se delatan por nada, solamente el confesor sabe de ellos.

Una breve conversación con la Madre Maestra. Cuando le pregunte por algunos detalles para progresar en la vida interior, esta santa Madre me contesto a todo con gran claridad de argumentos.

Me dijo: Si usted, hermana, continua cooperando así con la gracia de Dios, estará a un paso de una estrecha unión con Dios. Usted, comprende en que sentido lo digo. Que la fidelidad a la gracia del Señor sea su característica. No a todas las almas Dios las conduce por este camino." (D. 203-204)

"Que todas las almas tomen vida de Mi Corazón, Fuente de Misericordia"


He abierto Mi Corazón como Fuente viva de Misericordia. Que todas las almas tomen vida de ella. 

Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. 

Los pecadores obtendrán la justificación y los justos seran fortalecidos en el bien. 

Al que haya depositado su confianza en Mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con Mi paz divina. (D. 1520)

"Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones"



"Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones.

En el desprecio está el secreto de la felicidad; cuando el alma llega a conocer que es una nulidad, la miseria personificada y que todo lo que tiene de bueno en si misma, es exclusivamente don de Dios, cuando el alma ve que todo lo que tiene en si le ha sido dado gratuitamente y que de si tiene solamente la miseria, esto la mantiene continuamente humilde delante de la Majestad de Dios y Dios, viendo tal disposición del alma, la persigue con sus gracias.

Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde.

Al principio el amor propio sufre mucho a causa de eso, pero si el alma enfrenta valerosamente repetidos combates, Dios le concede mucha luz en la que ella ve lo miserable y engañoso que es todo.

En su corazón esta solamente Dios; un alma humilde no confía a si misma, sino que pone su confianza en Dios. Dios defiende al alma humilde y Él Mismo se introduce en las cosas de ella y entonces el alma permanece en máxima felicidad que nadie puede comprender." (Diario 593)

"Oh Bondad infinita, ¿Quién puede adorarte dignamente?"



"Oh Santa Trinidad, Único Dios, inconcebible en la grandeza de la misericordia hacia las criaturas y especialmente hacia los pobres pecadores.

Has revelado el abismo de Tu misericordia inconcebible, impenetrable para toda mente humana o angélica. Nuestra nulidad y nuestra miseria se hunden en Tu grandeza.

Oh Bondad infinita, ¿Quién puede adorarte dignamente? ¿hay algún alma que entienda tu amor? Oh Jesús, tales almas existen, pero son pocas." (Diario 361)

"Oh Santa Trinidad, Dios eterno, deseo resplandecer en la corona de Tu misericordia como una piedra pequenita cuya belleza depende de la luz de Tu rayo y de Tu misericordia inconcebible.

Todo lo que hay de bello en mi alma, es Tuyo, oh Dios; yo de por mi siempre soy nada". (Diario 617)

Todas tus miserias han sido quemadas en el fuego de Mi amor



"...Terminada la hora fui delante del Santísimo Sacramento y como la miseria y la nada más grandes, le suplique por su misericordia y que se dignara sanar y purificar mi pobre alma. De repente oí estas palabras:  

Hija Mía, todas tus miserias han sido quemadas en el fuego de Mi amor, como una pajita arrojada en unas llamas enormes. 
Y con esta humillación atraes a ti y a otras almas todo el mar de Mi misericordia.

Y contesté: Jesús, forma mi pobre corazón según Tu divina complacencia." (D.174)

"Qué grande es la gracia de tener un director espiritual"


"Oh, qué grande es la gracia de tener al director espiritual. Se progresa mas rápidamente en las virtudes, se conoce mas claramente la voluntad de Dios, se la cumple mas fielmente, se avanza en un camino cierto y seguro. El director espiritual sabe evitar las rocas contra las cuales [el alma] podría estrellarse.

Dios me concedió esta gracia más bien tarde, pero gozo de ella mucho, viendo como Dios consiente los deseos del director espiritual. Menciono un solo hecho de entre un millar que me sucede. Como de costumbre, una noche pedí al Señor Jesús que me diera los puntos para la meditación del día siguiente. Recibí la respuesta: Medita sobre el profeta Jonás y sobre su misión.

Agradecí al Señor, pero dentro de mí empecé a pensar: Que meditación tan diferente de otras. Sin embargo, con toda la fuerza del alma trataba de meditar y en aquel profeta me descubrí a mi, en el sentido de que yo también con frecuencia me excusaba delante de Dios [diciendo] que otra persona podría cumplir mejor su santa voluntad, sin entender que Dios lo puede todo, que tanto mas destaca todo su poder, cuanto mas mísero es el instrumento que utiliza. Dios me lo explicó.


Por la tarde hubo confesion de la Comunidad. Cuando presenté al director espiritual el temor que me envuelve a razon de esta misión a la que Dios me utiliza como un instrumento inhábil, el Padre espiritual me contestó que queramos o no queramos, debemos cumplir la voluntad de Dios y me dio el ejemplo del profeta Jonas. Terminada la confesión, contemplaba como el confesor sabia que Dios me había mandado meditar sobre Jonás, ya que yo no le había hablado de eso.

Entonces oí estas palabras: El sacerdote, cuando Me sustituye, no es él quien obra, sino Yo a traves de él, sus deseos son Mios. Veo como Jesús defiende a sus sustitutos. Él Mismo interviene en su actuar." (D. 331)