"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)
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jueves, 22 de enero de 2015

La amargura del Huerto de los Olivos


Ofrecí el día de hoy por los sacerdotes; hoy he sufrido más que cualquier otro día, interior y exteriormente.

No sabía que era posible sufrir tanto en un solo día.

Traté de hacer la Hora Santa en la que mi espíritu ha probado la amargura del Huerto de los Olivos.

Lucho sola, sostenida por su brazo, contra toda clase de dificultades que se presentan delante de mí como muros inmóviles, sin embargo tengo confianza en la potencia de su nombre y no tengo miedo de nada.

D.823

sábado, 22 de febrero de 2014

Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por Mí



Cuando vi cuánto mi confesor debía sufrir a causa de la obra que Dios realizaba a través de el, me espanté durante un momento y dije al Señor Jesús, después de todo esta obra es Tuya, pues ¿por qué Te portas con él de tal modo que parece que se la dificultas, mientras exiges que la lleve adelante?
  Escribe que día y noche Mi mirada descansa sobre él y permito estas contrariedades para multiplicar sus méritos. Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por Mí. (D.86)

Entre las mas grandes dificultades y contrariedades no pierdo la paz interior ni el equilibrio en lo exterior y esto desanima a los adversarios. Entre las contrariedades la paciencia refuerza al alma. (D.607)

Hay aquí cierta persona que antes era nuestra alumna. Naturalmente me ejercita en la paciencia, me visita varias veces al día; después de cada visita estoy cansada, pero veo que es el Señor Jesús que me ha mandado esta alma.

Que todo Te alabe, oh Señor. La paciencia da gloria a Dios. Oh, qué pobres son las almas. (D.920)

domingo, 3 de noviembre de 2013

Me alegré de poder sufrir para Dios



"En víspera de exponer la imagen fui con nuestra Madre Superiora a ver a nuestro confesor. Cuando en la conversación fue abordado el tema de esta imagen, el confesor pidió que una de las hermanas ayudara a trenzar guirnaldas. 

La Madre Superiora dijo que Sor Faustina ayudaría. Eso me alegró muchísimo. Cuando regresamos a casa me dediqué en seguida a preparar los ramos verdes y con ayuda de una de las alumnas los transportamos. 

Ayudó también una persona que trabaja cerca de la iglesia. A las siete de la tarde estaba ya todo listo, la imagen estaba ya colgada; sin embargo algunas señoras notaron que yo iba y venía por allí, ya que seguramente más estorbaba que ayudaba, pues al día siguiente preguntaron a las hermanas ¿qué cosa era aquella bella imagen y qué significado tenia? 

Ustedes, hermanas, lo sabrán seguramente, porque ayer una de las hermanas la adornaba. Las hermanas muy sorprendidas porque no sabían nada, todas quisieron verla y en seguida sospecharon de mí. Decían: Sor Faustina lo sabrá seguramente todo. 

Cuando empezaron a preguntarme, callaba, porque no pude decir la verdad. Mi silencio incitó su curiosidad; redoblé mi vigilancia para no mentir ni decir la verdad, porque no tenía permiso. 

Entonces empezaron a mostrarme su descontento y reprocharme abiertamente: ¿Cómo es posible que la gente de fuera lo sepa y nosotras no? Empezaron diferentes juicios sobre mí. 

Sufrí mucho durante tres días, pero una extraña fuerza entró en mi alma. Me alegré de poder sufrir para Dios y para las almas que habían obtenido su misericordia en esos días. 

Al ver tantas almas que habían obtenido la misericordia de Dios en esos días, considero nada las fatigas y el sufrimiento aunque sean las más grandes y aunque duren hasta el fin del mundo, porque ellos tienen limite mientras las almas que se han convertido [son salvadas] de los tormentos que nunca tienen fin. 

Experimentaba un gran gozo viendo a otros que volvía a la fuente de la felicidad, al seno de la Divina Misericordia. "  (D. 421)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Debes saber, que vas a sufrir mucho, mucho, pero que esto no te asuste. Yo estoy contigo


"Una vez fui llamada al juicio de Dios. Me presenté delante del Señor, a solas. Jesús se veía como durante la Pasión. Después de un momento, estas heridas desaparecieron y quedaron sólo cinco: en las manos, en los pies y en el costado.

Inmediatamente vi. todo el estado de mi alma tal y como Dios la ve. Vi claramente todo lo que no agrada a Dios. No sabía que hay que rendir cuentas ante el Señor, incluso de las faltas más pequeñas. ¡Que momento! ¿Quién podrá describirlo? Presentarse delante del tres veces Santo,

Jesús me preguntó: ¿Quién eres? Contesté: Soy Tu sierva, Señor.  Tienes la deuda de un día de fuego en el Purgatorio. 

Quise arrojarme inmediatamente a las llamas del fuego del Purgatorio, pero Jesús me detuvo y dijo:
¿Qué prefieres, sufrir ahora durante un día o durante un breve tiempo en la tierra? 
Contesté: Jesús, quiero sufrir en el Purgatorio y quiero sufrir en la tierra los más grandes tormentos aunque sea hasta el fin del mundo.

Jesús  dijo: Es suficiente una cosa. Bajarás a la tierra y sufrirás mucho, pero durante poco tiempo y cumplirás Mi voluntad y Mis deseos. Un fiel siervo Mío te ayudará a cumplirla. Ahora, pon la cabeza sobre Mi pecho, sobre Mi Corazón y de él toma fuerza y fortaleza para todos los sufrimientos, porque no encontrarás alivio ni ayuda ni consuelo en ninguna otra parte. Debes saber, que vas a sufrir mucho, mucho, pero que esto no te asuste. Yo estoy contigo." (D.36)