Por haberte dignado descender de los cielos a esta tierra.
Te adoramos en gran humildad,
Por haberte dignado elevar todo el género humano.
Insondable en Tu misericordia, inconcebible,
Por amor a nosotros has tomado el cuerpo
De la Virgen Inmaculada, jamás rozada por el pecado,
Porque así lo has establecido desde la eternidad.
La Santísima Virgen, esta azucena blanca como la nieve,
Es la primera en adorar la omnipotencia de Tu misericordia.
Su corazón puro se abre con amor a la venida del verbo,
Cree en las palabras del mensajero divino y se fortalece en la confianza." (D. 1746)
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