"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

sábado, 20 de diciembre de 2014

Recibí luz en la mayor abundancia durante la adoración delante del Santísimo Sacramento


"Recuerdo que recibí luz en la mayor abundancia durante la adoración de media hora que hacia todos los días durante la Cuaresma, postrándome en cruz delante del Santísimo Sacramento. En aquel tiempo me conocí más profundamente a mí y a Dios. 

Para hacer aquella oración encontré muchos obstáculos, a pesar de tener el permiso de las Superioras. El alma debe saber que para orar y perseverar en la oración, tiene que armarse de paciencia y con esfuerzo superar las dificultades exteriores e interiores. 

Las dificultades interiores: el desaliento, la aridez, la pereza, las tentaciones; las exteriores: el respeto humano y la necesidad de respetar los momentos destinados a la oración. Yo misma experimenté que si no rezaba la oración en el momento establecido, después tampoco la rezaba, porque no me lo permitían los deberes y si la recé, fue con gran dificultad, porque el pensamiento huía hacia los deberes. 

Me sucedió también esta dificultad que si el alma había rezado bien la oración y había salido de ella con un profundo recogimiento interior, otras personas perturbaban ese recogimiento. 

Así, pues, es necesaria la paciencia, para perseverar en la oración. Me sucedió más de una vez que cuando mi alma estaba sumergida en Dios más profundamente y sacaba mayor provecho de la oración, y la presencia de Dios la acompañaba durante el día, y en el trabajo había más concentración y más perfección, y más empeño en el deber, no obstante me sucedía que justamente entonces recibía el mayor número de reproches de ser negligente, indiferente a todo, porque las almas menos recogidas quieren que las demás se les parezcan, ya que constituyen para ellas un remordimiento continuo."

D. 147

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