"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

domingo, 25 de noviembre de 2012

Ser misericordiosos: practicar la misericordia


LAS ACCIONES

A través de las obras de misericordia damos testimonio del Evangelio. Así lo expresa el Apóstol Santiago cuando dice: Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe (St 2,18). El propio Jesús nos ha advertido que en el Juicio “se nos examinará sobre el amor”, como dice San Juan de la Cruz .140

Ese día el Rey dirá a quienes hicieron obras de misericordia concretas: Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme (Mt 25 34-36).

Iluminados por la Palabra de Dios, descubrimos entonces que las obras de misericordia que podemos y debemos practicar, se agrupan en estas: obras corporales de misericordia: dar de comer a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, vestir a los desnudos, dar asilo a los desamparados, consolar a los prisioneros, visitar a los enfermos, enterrar a los muertos. Las obras espirituales de misericordia son: amonestar a los pecadores, instruir a los ignorantes, aconsejar a los que tienen dudas, consolar a los afligidos, soportar con paciencia los errores de los demás, perdonar las ofensas, orar por los vivos y los difuntos. 


Autor: P. Eugenio Lira Rugarcía  

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