"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

domingo, 11 de noviembre de 2012

Las 3 de la tarde, la hora de la Misericordia



Nuestro Señor Jesús, en las revelaciones privadas a Santa Faustina, deseaba que todos los días se honrara aquel momento de su agonía en la Cruz, por esto le pidió: “Cada vez que escuches el reloj a las tres de la tarde, recuerda sumergirte en Mi misericordia, adorándola y exaltándola; invoca su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, pues fue en esta hora cuando Mi sacrificio se llevó a cabo para todas las almas” (Diario, 517).

“Es una hora de grande misericordia para el mundo entero” (Diario, 440). 

“En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los meritos de mi Pasión…” (Diario, 1320). 

Se trata por consiguiente de un momento más o menos espacioso dedicado a meditar sobre su Pasión dolorosa, porque por que precisamente en ella apareció de un modo más pleno y más claro el amor de Dios para todos los hombres. 
Al sumergirnos en la pasión de Jesús descubrimos su infinito amor misericordioso: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Dando su vida por nosotros en la Cruz, Jesús nos muestra el amor del Padre: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). 
Jesús desea que se le adore y se exalte la misericordia de Dios y que por los méritos de Su Pasión se pidan gracias tanto para sí mismo como para el mundo entero y sobre todo, para los pecadores. Así exhortaba Jesús a Santa Faustina: “En esta Hora, trata de celebrar el Vía Crucis si tus obligaciones te lo permiten y si no puedes rezar el Vía Crucis, entra por lo menos a la capilla y ora por un momento y honra Mi Corazón que está lleno de misericordia en el Santísimo Sacramento. Y si no puedes acudir a la capilla, haz por lo menos una oración por breves momentos en el lugar en el que te encuentres” (Diario, 517). 
Se debe tener en cuenta que la Hora de la Misericordia está ligada a las tres de la tarde y debe ser dirigida a Jesús y que la materia de oración y reflexión que nos ocupa es la muerte de Jesús. Puede utilizarse una reflexión o varias, según el tiempo del que se disponga. Al iniciar, estando de rodillas ante el Santísimo Sacramento, se hace la invocación que se indica antes de la meditación. Terminada la meditación se ha de realizar el Vía Crucis, como solicita Nuestro Señor: pide expresamente que se rece si nos es posible todos los días a las 3 de la tarde, que se recuerde a la hora en que Él murió por todos nosotros. Ademas una promesa: "En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia." (Diario 1572) Esto es muy importante el rezo de las 3 de la tarde, la hora de la Divina Misericordia.

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