"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

domingo, 25 de noviembre de 2012

Ser misericordiosos: proclamar la Misericordia de Dios



LAS PALABRAS


Dios nos ha regalado la capacidad de comunicarnos, don que debemos utilizar con responsabilidad, de tal manera que nos edifique a nosotros y a los demás, dando así gloria a Dios. De la abundancia del corazón habla la boca (Cfr. Mt 12, 34-35), ha dicho Jesús, Modelo de comunicación. Por eso San Pablo exhorta: No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen (Ef 4,25.29). Meditando esto, el Papa Juan Pablo II escribió: “La estatura moral de las personas crece o disminuye según las palabras que pronuncian y los mensajes que eligen oír”.141

Jesús nos pide que practiquemos la misericordia de palabra, hablando siempre con la verdad, expresada con caridad. ¡Y qué más grande verdad que comunicar a los que nos rodean la misericordia divina!.¡Sólo Jesús puede calmar la sed de felicidad que todos llevamos dentro!: Por eso el Señor pidió a Santa Faustina, y a través de ella a nosotros: Haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falta .142 A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino salvador misericordioso .143

Un día en que santa Faustina estuvo hablando de la Divina Misericordia a unas personas, Jesús mismo le dijo: Estoy muy contento... de que hayas dado a conocer Mi bondad a las almas y las hayas invitado a amarme . Hagamos lo mismo en nuestra familia y en nuestros ambientes, como Cristo, que aun frente al terreno difícil, no escatimó ninguna semilla (Cfr. Mt 13, 1-23) . 145 De ahí que el Papa Benedicto XVI nos exhorte: “La Iglesia de hoy debe reavivar en sí misma la conciencia de su deber de volver a proponer al mundo la voz de Aquel que dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12) . 146


Autor: P. Eugenio Lira Rugarcía  

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