"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

domingo, 25 de noviembre de 2012

El inmenso valor del sufrimiento, el tesoro más grande en la tierra

"El sufrimiento es el tesoro mas grande que hay en la tierra, purifica al alma. En el sufrimiento
conocemos quien es nuestro verdadero amigo. El amor verdadero se mide con el termómetro del
sufrimiento.

Oh Jesús, Te doy gracias por las pequeñas cruces cotidianas, por las contrariedades con las que
tropiezan mis propósitos  por el peso de la vida comunitaria, por una mala interpretación de [mis]
intenciones, por las humillaciones por parte de los demás  por el comportamiento áspero frente a
nosotros, por las sospechas injustas, por la salud débil y por el agotamiento de las fuerzas, por repudiar yo mi propia voluntad, por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo, por los impedimentos hechos a todos [mis] planes.

Te doy gracias, Jesús, por los sufrimientos interiores, por la aridez del espíritu, por los miedos, los
temores y las dudas, por las tinieblas y la densa oscuridad interior, por las tentaciones y las distintas
pruebas, por las angustias que son difíciles de expresar y especialmente por aquellas en las que nadie
nos comprende, por la hora de la muerte, por el duro combate durante ella,m por toda la amargura.
Te agradezco, Jesús, que has bebido el caliz de la amargura antes de darmelo endulzado. He aquí, he
acercado los labios a este caliz de Tu santa voluntad; hagase de mi según Tu voluntad, que se haga de
mi lo que Tu sabiduría establecio desde la eternidad.

Deseo beber hasta la ultima gotita el caliz de la predestinacion, no quiero analizar essta predestinacion; en la amargura mi gozo, en la desesperación, mi confianza. En ti, oh Señor, todo lo que da Tu Corazon paternal es bueno; no pongo las conglobaciones por encima de las amarguras, ni las amarguras por encima de las consolaciones, sino que Te agradezco todo, oh Jesús. Mi deleite consiste en contemplarte, oh Dios Inconcebible. En estas existencias misteriosas está mi alma, es alli donde siento que estoy en mi casa.

Conozco bien la morada de mi Esposo. Siento que en mi no hay ni una gota de sangre que no arda de amor hacia Ti.
Oh Belleza Eterna, quien Te conoce una vez solamente, no puede amar ninguna otra cosa. Siento la
vorágine insondable de mi alma y que nada la puede llenar, sino Dios Mismo. Siento que me hundo
en Él como un granito de arena en un océano sin fondo." (D. 342, 343)

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