"Comprendí que toda aspiración a la perfección y toda la santidad consisten en cumplir la voluntad de Dios.
El perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios es la madurez en la santidad, aquí no hay lugar a dudas.
Recibir la luz de Dios, conocer lo que Dios exige de nosotros y no hacerlo es un gran ultraje a la Majestad de Dios. Tal alma merece que Dios la abandone completamente; se parece a Lucifer que tenia una gran luz y no cumplía la voluntad de Dios.
Una misteriosa calma entró en mi alma mientras contemplaba que a pesar de las grandes dificultades, siempre seguí fielmente la voluntad de Dios conocida [por mi].
Oh Jesús, concédeme la gracia de realizar Tu voluntad conocida [por mi], oh Dios."
(D. 666)
No hay comentarios:
Publicar un comentario