"El viernes, después de la Santa Comunión fui trasladada en espíritu delante del trono de Dios. Delante del trono de Dios vi las Potencias Celestiales que adoran a Dios sin cesar.
Más allá del trono vi una claridad inaccesible a las criaturas; allí entra solamente el Verbo Encarnado como Intercesor.
Cuando Jesús entro en esa claridad, oí estas palabras: Escribe en seguida lo que vas a oír: Soy el Señor en Mi Esencia y no conozco mandatos ni necesidades.
Si llamo a las criaturas a la vida, esto es el abismo de Mi misericordia.
En aquel mismo momento me vi en nuestra capilla, como antes en mi reclinatorio. La Santa Misa terminó. Ya tenía escritas estas palabras." (D.85)
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