"Al alejarme del confesionario y empezar a hacer la penitencia, oí estas palabras:
He concedido la gracia al alma, la cual Me habías pedido para ella,
pero no por tu mortificación que habías escogido tu misma, sino solamente por el acto de obediencia total frente a Mi suplente he dado la gracia a esta alma,
por la que has intercedido ante Mí y por la que has mendigado la misericordia.
Has de saber que cuando aniquilas en ti tu propia voluntad, entonces la Mía reina en ti."
(D. 365)
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