"Hoy vi al Señor Jesús crucificado. De la herida de su Corazón caían perlas preciosas y brillantes.
Veía que muchísimas almas recogían estos dones, pero había allí un alma que estaba más cerca de su Corazón y ella recogía con gran generosidad no solamente para sí, sino también para otros conociendo la grandeza del don.
El Salvador me dijo: He aquí los tesoros de las gracias que fluyen sobre las almas, pero no todas las almas saben aprovecharse de Mi generosidad" (D. 1687)
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