"Solo Jesús sabe cuán pesado y difícil es cumplir con sus deberes cuando el alma se encuentra en ese estado de tormentos interiores, las fuerzas físicas están debilitadas y la mente ofuscada.
En el silencio de mi corazón me repetía: Oh Cristo, para Ti las delicias y el honor y la gloria, y para mi el sufrimiento.
No retrasare ni un solo paso para seguirte, aunque las espinas hieran mis pies." (D. 70)
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