"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

domingo, 6 de enero de 2013

Tercer día de los Ejercicios Espirituales


"Hija Mía, en esta meditación considera el amor al prójimo: ¿es Mi amor lo que te guía en el amor al prójimo?, ¿rezas por los enemigos?, ¿deseas el bien a quienes te han entristecido o te han ofendido de cualquier modo?

Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mi Mismo.

Aplicación: Oh Jesús, Amor mío. Tu sabes que en las relaciones con el prójimo, sólo desde hace poco me guío exclusivamente por Tu amor. Solamente Tú conoces mis esfuerzos encaminados a alcanzar este fin.

Ahora me resulta más fácil, pero si Tú Mismo no hubieras encendido este amor en mi alma, no habría logrado perseverar en él. Es gracias a Tu amor Eucarístico que me inflama cada día.

Segunda meditación

Ahora vas a meditar sobre Mi amor en el Santísimo Sacramento. Aquí estoy entero para ti, con el cuerpo, el alma y la divinidad, como tu Esposo. Tú sabes lo que exige el amor, una sola cosa, es decir, la reciprocidad….

Aplicación: Oh Jesús mío, Tu sabes que deseo amarte con el amor con el cual (126) hasta ahora ningún alma Te ha amado. Desearía que el mundo entero se transformara en el amor hacia ti, Esposo mío. Tú me alimentas con la leche y la miel de Tu Corazón. Desde los años más tempranos me has criado Tu Mismo para Ti, con el fin de que ahora sepa amarte. Tú sabes que Te amo, porque sólo Tú conoces la profundidad del sacrificio que Te ofrezco cada día.

Jesús me dijo: Hija Mía, ¿tienes alguna dificultad en estos ejercicios espirituales? Contesté que no tenía. Durante estos ejercicios espirituales mi mente es como un relámpago. Con gran facilidad penetro todos los misterios de la fe, Maestro mío y Guía. Bajo el rayo de tu luz toda la oscuridad desaparece de mi mente.

Hoy, como lectura tomarás el santo Evangelio escrito por San Juan, capitulo 21. Vívelo más con el corazón que con la mente.

+ Durante el oficio que se celebra en el mes de junio, el Señor me dijo: Hija Mía, en tu corazón he depositado Mi complacencia. Cuando Me quedé en el Santísimo Sacramento el Jueves Santo, has contado mucho en Mi mente.

Después de estas palabras mi amor se esforzó para expresarle lo que Él era para mí y no logré encontrar palabras y rompí a llorar por mi impotencia. Y Jesús dijo: Soy para ti la Misericordia Misma, por lo tanto te pido que Me ofrezcas tu miseria y esta impotencia tuya, y con esto alegrarás Mi Corazón.

Hoy, en mi alma ha entrado una llama de amor divino tan viva que si hubiera durado mas tiempo, me habría quemado en este fuego, liberándome de las ataduras del momento actual. Me parecía que bastaba un momentito más para que me hundiera en el océano de amor. No sé describir estas flechas de amor que traspasan mi alma. (D. 1768-1776)

En este punto incluye la Conferencia sobre la Misericordia

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