"Cuando permanecía cerca del Señor, dijo: ¿Por qué tienes miedo de emprender la obra que te encomiendo?
Contesté: ¿Por qué en estos momentos me dejas sola, Jesús, y no siento Tu presencia?
Hija Mia, aunque no Me percibas en las más escondidas profundidades de tu corazón, no puedes afirmar que no estoy allí.
Retiro solamente la percepción de Mi mismo, pero esto no debe ser para ti un impedimento para cumplir Mi voluntad. Lo hago por Mis inescrutables proyectos que conocerás mas tarde.
Hija Mía has de saber de una vez por todas que solamente el pecado grave Me expulsa del alma, y nada más" (D. 1181)
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