“(96) El Domingo de Ramos. Este domingo experimenté de manera singular los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde estaba Jesús.
Vi a Jesús montado en un burrito, y a los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a Jesús con ramos en las manos; y algunos los tiraban bajo los pies donde pasaba Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del Señor sin saber qué hacer de alegría.
Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el Señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos. Yo no veía nada fuera de Jesús, que tenía el Corazón saturado por la ingratitud (de los hombres].” (D. 642)
“10 IV [1938] Domingo de Ramos. Estuve en la Santa Misa, pero no tuve fuerza para ir a buscar la palma. Me sentía tan débil que apenas pude resistir durante el tiempo de la Santa Misa.
A lo largo de la Santa Misa Jesús me dio a conocer el dolor de su alma y sentí claramente como los himnos Hosanna resonaban dolorosamente en su Sagrado Corazón.
También mi alma fue inundada de un mar de amargura y cada Hosanna me traspasaba el corazón por completo. Toda mi alma fue atraída a la cercanía de Jesús. Oí la voz de Jesús: Hija Mía, tu compasión de Mi es un alivio para Mi, tu alma adquiere una belleza particular meditando Mi Pasión.” (D. 1657)
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