"La Humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia" (Diario de Sor Faustina, 300)

miércoles, 26 de octubre de 2016

“Anunciarás al mundo mi Segunda Venida”



“Anunciarás al mundo mi Segunda Venida”
El mensaje central de Jesús Misericordioso a Santa Faustina Kowalska es que la Humanidad debe volverse a Él, que es la Misericordia de Dios encarnada, porque de lo contrario, “no tendrá paz”, y que Él está a punto de venir, en su Segunda Venida gloriosa: “Esta imagen es la última tabla de salvación para el hombre de los Últimos Tiempos (…) La humanidad no encontrará la paz, hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia (…) Doy a la humanidad un vaso del cual beber, y es esta imagen (…) Anunciarás al mundo mi Segunda Venida”. Además, de las palabras de Jesús, se puede observar que parte también esencial del mensaje es que quien no quiera aprovechar la Misericordia de Dios, deberá comparecer ante la Justicia Divina: “Quien no quiera pasar por las puertas de mi Misericordia, deberá pasar por las puertas de mi Justicia”.
Al repasar los aspectos centrales de la Devoción de Jesús Misericordioso, el mensaje que nos queda entonces es el siguiente: debemos volcarnos a la Misericordia Divina, encarnada y visible en Jesucristo; debemos poner toda nuestra confianza en Jesús Misericordioso, para obtener la paz del corazón; debemos aprovechar su Misericordia en esta tierra, si no queremos sufrir el peso de la Divina Justicia por la eternidad; la imagen de Jesús Misericordioso es la última devoción hasta el fin de los tiempos; la imagen de Jesús Misericordioso es una señal dada por el cielo, de que su Segunda Venida en la gloria está cerca, tal vez más cerca de lo que pensamos.
Para no caer en falsos e inútiles alarmismos –siempre presentes cuando se habla de la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo-, es conveniente tener presente que, más allá de si su Segunda Venida está más o menos cerca, lo que importa es estar siempre en gracia de Dios, lo cual quiere decir, aprovechar la Divina Misericordia. Pero a su vez este aprovechamiento implica, necesaria e indispensablemente, la conversión interior del corazón a Jesucristo, lo cual quiere decir apartarnos del camino del pecado y seguir por el camino de la Cruz, en la negación de sí mismo, todos los días, para morir al hombre viejo. De otro modo, no hay conversión posible y no hay, por lo tanto, aprovechamiento de la Misericordia Divina, tal como lo pide Jesús. Quien se sumerge en la Misericordia Divina, nada debe temer, pues vive al amparo de la ira del Padre, que se desatará justamente por nuestros pecados de tal manera en el Último Día que “Hasta los ángeles de Dios temblarán ese Día”, le dijo la Virgen a Santa Faustina.
“Anunciarás al mundo mi Segunda Venida”, le dice Jesús a Sor Faustina, y un signo de que su Segunda Venida en la gloria está cerca, es la imagen de Jesús Misericordioso. Y aunque no sepamos “ni el día ni la hora”, estemos preparados y atentos, vigilantes, con las lámparas encendidas, con la fe activa y operante, esperando el regreso de Nuestro Señor hoy, en diez años, en cincuenta años.


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