
"Sobre la confesión. De la confesión deberíamos obtener dos beneficios:
1. nos confesamos para ser sanados;
2. para ser educados; nuestras almas necesitan una continua educación, como el niño pequeño.
Oh Jesús mío, entiendo profundamente estas palabras y se por experiencia que un alma con sus propias fuerzas no llegara lejos, se cansara mucho sin hacer nada para la gloria de Dios; se desvía constantemente porque nuestra mente es oscura y no sabe distinguir su propia causa.
Llamare una atención especial a dos cosas:
primero, elegiré para la confesión lo que mas me humilla, aunque fuera algo muy pequeño, pero que me cuesta y por eso lo confesare;
segundo, me ejercitare en la contrición; no solamente a ocasión de la confesión sino en cada examen de conciencia suscitar en mi la contrición perfecta y, especialmente, antes de ir a descansar.
Una palabras más: el alma que desea sinceramente progresar en la perfección, debe seguir estrictamente los consejos del director espiritual. Tanta santidad cuanta dependencia."(Diario 377)
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