
Pongo todo en tus manos, oh mi Madre. Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo,
especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud.
Oh Espléndida Azucena, Tu eres mi espejo, oh mi Madre. (Diario 79)
Oh dulce Madre de Dios,
Sobre Ti modelo mi vida,
Tú eres para mí una aurora radiante,
Admirada me sumerjo toda en Ti.
Oh Madre, Virgen Inmaculada,
En Ti se refleja para mí el rayo de Dios.
Tú me enseñas cómo amar a Dios entre tormentas,
Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo. (Diario 1232)
Gracias Señor por darnos a Tu Madre como nuestra Madre.
Bendito Seas Dios Bueno.
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