
"Jesús, cuando quiere purificar un alma, utiliza los instrumentos que Él quiere. Mi alma se siente completamente abandonada por las criaturas.
A veces la intención más pura es interpretada mal por las hermanas. Este sufrimiento es muy doloroso, pero Dios lo admite y hay que aceptarlo, ya que a través de ellos nos hacemos más semejantes a Jesús". (Diario 38)
"...En verdad, durante ese intervalo recibí del Señor muchas gracias, pero de otra índole.
Fué un periodo de pruebas y de purificación. Las pruebas fueron tan dolorosas que mi alma experimentó un abandono total de parte de Dios, fue sumergida en grandes tinieblas. Noté y comprendí que nadie lograría liberarme de aquellos tormentos y que no podían comprenderme.
Hubo dos momentos en que mi alma fue sumergida en la desesperación, una vez por media hora, otra vez, por tres cuartos de hora. En cuanto a las gracias, no puedo describir exactamente su grandeza, lo mismo se refiere a las pruebas de Dios..." (Diario 770)
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