"11 de octubre. Esta noche, mientras escribía sobre esta gran
misericordia de Dios y sobre el gran provecho para las almas, Satanás
irrumpió en la celda con gran rabia y furia, tomó el biombo y se puso a
despedazarlo y quebrarlo.
En un primer momento me asusté un poco, pero en seguida con un pequeño crucifijo hice la señal de la santa cruz; la bestia se calmó en seguida y desapareció. Hoy no vi esta figura monstruosa, pero solamente su rabia; la rabia de Satanás es terrible.
El biombo, sin embargo, no estaba despedazado ni quebrado; con toda tranquilidad seguí escribiendo.
Sé bien que sin la voluntad de Dios, aquel miserable no me tocará, pero ¿por qué se porta así?
Comienza a asaltarme abiertamente y con tanta rabia y tanto odio, pero no perturba mi paz ni por un momento, y esta serenidad mía provoca su rabia." (D. 713)
En un primer momento me asusté un poco, pero en seguida con un pequeño crucifijo hice la señal de la santa cruz; la bestia se calmó en seguida y desapareció. Hoy no vi esta figura monstruosa, pero solamente su rabia; la rabia de Satanás es terrible.
El biombo, sin embargo, no estaba despedazado ni quebrado; con toda tranquilidad seguí escribiendo.
Sé bien que sin la voluntad de Dios, aquel miserable no me tocará, pero ¿por qué se porta así?
Comienza a asaltarme abiertamente y con tanta rabia y tanto odio, pero no perturba mi paz ni por un momento, y esta serenidad mía provoca su rabia." (D. 713)
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