"16 de julio. De Jesús aprendo a ser buena, de Aquel que es la bondad misma, para poder ser llamada hija del Padre Celestial.
Hoy, antes de mediodía, tuve un gran disgusto; en ese sufrimiento traté de unir mi voluntad a la voluntad de Dios y alabé a Dios con el silencio.
Por la tarde fui por cinco minutos a la adoración, de repente, vi que la pequeña cruz que llevo en el pecho, estaba viva; Jesús me dijo: Hija Mía, el sufrimiento será para ti la señal de que Yo estoy contigo.
Después de estas palabras una gran conmoción entró en mi alma." (D.669)
Hoy, antes de mediodía, tuve un gran disgusto; en ese sufrimiento traté de unir mi voluntad a la voluntad de Dios y alabé a Dios con el silencio.
Por la tarde fui por cinco minutos a la adoración, de repente, vi que la pequeña cruz que llevo en el pecho, estaba viva; Jesús me dijo: Hija Mía, el sufrimiento será para ti la señal de que Yo estoy contigo.
Después de estas palabras una gran conmoción entró en mi alma." (D.669)
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