
"Solemnidad a la Inmaculada Concepción. Antes de la Santa Comunión he visto a la Santísima Madre de una belleza inconcebible.
Sonriéndome me dijo: Hija Mía, por mandato de Dios, he de ser tu madre de modo exclusivo y especial, pero deseo que también tu seas Mi hija de modo especial.
Deseo, amadísima hija Mía, que te ejercites en tres virtudes que son mis preferidas y que son las mas agradables [a] Dios: la primera es la humildad, humildad y todavía una vez mas humildad. La segunda virtud es la pureza; la tercera es el amor a Dios.
Siendo Mi hija tienes que resplandecer de estas virtudes de modo especial. Tras la conversación me abrazó a su corazón y desapareció." (D. 1414-1415)
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