"Jesús me contestó: Hija Mía, observa fielmente las palabras que te voy a decir: no valores demasiado ninguna cosa exterior, aunque te parezca muy preciosa.
Olvídate de ti misma y permanece continuamente Conmigo. Confíame todo y no hagas nada por tu cuenta y tendrás siempre una gran libertad de espíritu; ninguna circunstancia ni acontecimiento llegará a turbártela.
No prestes mucha atención a lo que dice la gente, deja que cada uno te juzgue según le guste. No te justifiques, eso no te causará daño.
Dalo todo a la primera alusión de petición, aunque fueran las cosas más necesarias; no pidas nada sin consultarme. Deja que te quiten incluso lo que te mereces; la estima, el buen nombre; que tu espíritu esté por encima de todo esto.
Y así liberada de todo, descansa junto a Mi Corazón, no permitas que nada turbe tu paz. Discípula, analiza las palabras que te he dicho." (D. 1685)
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